El área afectada es simplemente demasiado extensa como para excavarla por completa, y podría llegar un momento, como ha ocurrido en otras ocasiones, en el que las autoridades dejan de cavar y declaran la zona donde quedan cuerpos sepultados como un cementerio en la práctica, donde las viviendas enterradas se convierten en las tumbas de sus habitantes.
Las autoridades también buscan qué hacer con los vecinos de la colonia Cambray a las afueras de Ciudad de Guatemala, cuyas casas escaparon al enorme deslave del jueves pero que han visto su vecindario declarado inhabitable por la Comisión Nacional de Reducción de Desastres, conocida como Conred.
“Nos dijeron que se tienen que organizar, que tienen que comprar terrenos”, dijo. “Igual y están reuniendo dinero para construirnos casitas, pero nada concreto”, añadió Clara Elena Solorzano, de 40 años, que había vivido 17 años en una casa construida por su esposo. “Igual y están reuniendo dinero para construirnos casitas, pero nada concreto”, añadió.
La cifra de muertos ascendió a 152 el lunes, conforme crecían las preguntas sobre por qué se había permitido que la gente construyera viviendas en la base de un peligroso cerro junto a un arroyo.
Conred dijo haber advertido del riesgo que corría Cambray desde el año pasado, y que recomendó la reubicación de los vecinos.
Pero tanto Solorzano como Sonia Hernández, de 26 años, que tenía 10 familiares desplazados por el deslave y cinco más desaparecidos de otra vivienda, dijeron que nunca se las advirtió de ningún peligro.
“Si hubiese sabido del peligro que estamos corriendo no habríamos comprado”, dijo Hernández. “Habríamos estado comprando prácticamente nuestra propia tumba”, comentó desde el auditorio de la municipalidad habilitada para recibir a los afectados.
Muchos vecinos estaban alojados en refugios. Unos 187 esperaban en catres en el Salón Municipal, un auditorio que suele utilizarse para fiestas y actos públicos. Las familias desplazadas podían encontrar allí alimento, atención médica, actividades para niños y servicios psicológicos.
La mayoría de los afectados eran propietarios de las viviendas y dijeron haber levantado las casas con los permisos adecuados. Estaban más preocupados por el río cercano, que en ocasiones se desborda, que por el cerro que se alzaba sobre ellos.
Alejandro Maldonado, director de la Conred, afirmó que la municipalidad de Santa Catarina Pinula y su alcalde Tono Coro fueron informados desde diciembre de 2014 sobre el grave riesgo que corrían los habitantes debido a que el río que pasa por el lugar debilitaba al cerro.
Maldonado dijo estar a la espera de un reporte de la autoridad local sobre lo que hicieron en respuesta a las advertencias.
El vocero de la municipalidad, Manuel Pocasangre, ha dicho que las autoridades locales habían advertido a la población sobre los riesgos pero que la gente no quería salir.
Maldonado advirtió, además, que en toda la zona metropolitana de la capital de Guatemala hay asentamientos en zonas de alto riesgo de inundaciones o deslaves.
“Esto que se dio en Cambray es simplemente un caso trágico de muchos potenciales que podemos tener en el área metropolitana”, dijo.
Las excavadoras continuaban retirando el lunes miles de toneladas de lodo del deslave, prácticamente sin esperanzas de encontrar a alguien con vida y cada vez con más dificultades para recuperar los cuerpos completos. El coordinador de los servicios de emergencia, Sergio Cabañas, indicó que se habían retirado cinco cuerpos más. Unas 300 personas siguen desaparecidas, según algunas estimaciones.
Las autoridades siguen comprometidas con recuperar los cuerpos de las víctimas, pero Maldonado insistió en que “no vamos a exponer vidas humanas innecesariamente”.
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NOTA DEL EDITOR: Se ha corregido el titular de esta historia para indicar que las autoridades han declarado inhabitable la región afectada.