El gobernador de Texas, Greg Abbott, promulgó una ley este martes que impide a gobiernos municipales y de condados prohibir el uso de la técnica de fracturación hidráulica (fracking) para la explotación de gas y petróleo.
Mientras que la aprobación de la norma es considerada como una importante victoria para la industria energética de la entidad, ambientalistas se quedan cortos en cuanto a los esfuerzos que se han hecho a nivel nacional para conseguir que se prohíba la práctica.
La nueva ley fue diseñada por la legislatura estatal en abril pasado en reacción a la prohibición al uso del fracking aprobada por los votantes de la ciudad de Denton, en el norte de Texas, en noviembre de 2014.
Abbott firmó la iniciativa este lunes al argumentar que Texas necesita evitar la posibilidad de contar con un mosaico de regulaciones locales que amenazan la producción de petróleo y gas.
La nueva ley entró en vigor de inmediato debido a que fue aprobada en ambas cámaras por un margen de más de dos tercios.
La legislación busca establecer criterios claros para definir dónde termina la autoridad de los gobiernos locales y empieza la del gobierno estatal en relación al uso de suelo cuando se trata de la explotación de petróleo y gas.
El nuevo estatuto establece que la regulación del gas y del petróleo es exclusiva del Estado, por lo que nulifica los esfuerzos de las ciudades y condados por normar el uso del fracking en sus localidades.
Bajo la nueva ley, los gobiernos locales solo podrán aprobar ordenanzas que regulan la actividad de petróleo y gas por encima del suelo, incluyendo medidas de seguridad como requisitos de límites razonables de incendios y respuesta a emergencias, tráfico, luces, o ruido.
La medida molestó a los defensores del ambiente y a funcionarios de gobiernos locales preocupados por los efectos que la técnica de fracturación hidráulica pudiera acarrear a sus comunidades, cuando se usa para perforar pozos cerca de viviendas, escuelas y empresas.