La profesión ha estado orientada hacia la cancillería, que a través de tres reformas de la Ley del Servicio Exterior ha tratado de evitar que exista una carrera diplomática, afirmó el analista en diálogo con Notimex. Contreras destacó que con todos los incidentes que a menudo tiene el país como consecuencia de su desempeño diplomático, el servicio exterior venezolano es ya motivo de burla en muchos sectores internacionales, por la improvisación observada en los últimos años.
Eso ha sido negativo, y desde el CIV nos pronunciamos por la necesidad de la profesionalización de la diplomacia venezolana, a objeto de no continuar siendo el centro de comentarios y anécdotas referidos a la escasa preparación de nuestros funcionarios, añadió.
Resaltó que esto comenzó cuando el ex ministerio de Relaciones Exteriores, Luis Alfonso Dávila, reunió a todos los embajadores (venezolanos) y les informó que la política exterior de Venezuela se dictaba en Aló Presidente, y que tenían que oír ese programa.
En ese programa radial y televisivo, transmitido en cadena, y conducido por el fallecido ex presidente Hugo Chávez, se generaban las líneas políticas que debían seguir nuestros representantes diplomáticos en el exterior, criticó.
Rechazó estar en contra de que se designen profesionales afectos al gobierno de Nicolás Maduro, sino que se politice el servicio exterior ya que es necesario que exista un grupo de funcionarios de carrera formados para defender los grandes intereses del Estado venezolano.
Advirtió que lamentablemente el Ministerio de Relaciones Exteriores no informa sobre los nombramientos, y lo único que saben, por personas que laboran allí, es que el número de funcionarios de carrera ha ido disminuyendo y hoy quedan muy pocos en el servicio.
Antes había una Ley del Servicio Exterior que establecía el ingreso de funcionarios de carrera al servicio diplomático, hoy no, y eso ha dado origen a que 70 por ciento de los internacionalistas esté dedicado a otras actividades, criticó el politólogo.
Contreras dijo finalmente que en la cancillería hay una especie de desmoralización del personal, sobre todo del que sabe cómo manejó Venezuela anteriormente sus relaciones diplomáticas con los países occidentales y como se llevan a cabo ahora.