La decisión del Departamento de Salud y Servicios Sociales (HHS) sorprendió a los que durante decenios han batallado por conseguir la aprobación federal para investigar los usos medicinales de la droga.
La propuesta de la Universidad de Arizona fue aprobada hace tiempo por la Administración de Alimentos y Medicinas (FDA), pero los investigadores no habían podido comprar la planta al Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NINA). La granja de investigación de la agencia en Mississippi es la única fuente de la droga aprobada por el gobierno federal.
En una carta de la semana pasada, el HHS aprobó la compra de marihuana para fines médicos por parte del principal financiador de los estudios, la Asociación de Estudios Sicodélicos Multidisciplinarios (MAPS), que apoya la investigación de la marihuana y otras drogas para fines médicos.
“La MAPS ha trabajado 22 años a favor de la investigación de la marihuana como medicamento y es la primera vez que hemos recibido autorización para comprar la droga a la NINA”, dijo el grupo, con sede en Boston, en un comunicado. El gobierno federal nunca había aprobado la investigación del humo o el vapor de la marihuana para fines médicos, según la MAPS.
Un portavoz del grupo dijo que los organizadores han cancelado una protesta sobre la demora del estudio programada para más adelante este año.
Aunque más de un millón de estadounidenses usan marihuana para fines terapéuticos, por lo general para tratar el dolor crónico, la investigación médica rigurosa sobre los efectos de la droga ha sido limitada, en parte debido a restricciones federales.
La marihuana se mantiene en la Categoría 1 de la Ley de Sustancias Controladas del gobierno federal, lo que significa que se considera que tiene un alto riesgo de uso de dependencia sin aplicaciones médicas aceptadas.
Suzzane Sisley, profesora de la Universidad de Arizona, dirigirá el estudio, que medirá los efectos de cinco dosis de diferente concentración de humo o vapor de marihuana para tratar a los síntomas del estrés postraumático entre 50 veteranos de guerra.
La Administración de Asuntos de Veteranos de Guerra calcula que entre 11% y 20% de los soldados que sirvieron en Irak y Afganistán padecen de estrés postraumático. Se calcula que, en total, unos 7,7 millones de estadounidenses padecen del mal.