Los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y delegados del presidente Juan Manuel Santos reiniciaron sus conversaciones a puertas cerradas y volverán a debatir el combate al contrabando de drogas, el tercer punto de una agenda de seis acordada en 2012.
“Hay que ponerle optimismo a lo que pueda resultar de este ciclo”, dijo a periodistas Jesús Santrich, uno de los negociadores rebeldes, cuyo nombre legal es Seusis Pausivas Hernández minutos antes de ingresar a la sala del Palacio de Convenciones capitalino donde se desarrollan las negociaciones.
Antes de la suspensión temporal de la ronda a comienzos de mes se esperaba que las partes llegaran a un acuerdo, lo que no sucedió. Se espera que la presente ronda esté terminada antes de las elecciones en Colombia el 25 de mayo.
“Nuestra campaña es por la paz”, dijo a periodistas otro de los miembros de la delegación guerrillera, Andrés París. “Observamos que las distintas candidaturas se han corrido en su mensaje hacia la defensa de la solución política del conflicto”, agregó. París, cuyo nombre legal es Jesús Emilio Carvajalino, indicó que espera que los sentimientos por la desactivación de la guerra “no sean manipulados por intereses electoreros”.
Las partes iniciaron el proceso a fines de 2012 en Oslo, Noruega y luego se trasladaron a la isla. Ambos países, junto con Venezuela y Chile son facilitadores del proceso que podría poner fin a un conflicto armado que ya lleva cinco décadas.
Anteriormente la delegación gubernamental, que encabeza Humberto de la Calle y las FARC llegaron a acuerdos parciales sobre otros dos puntos en la agenda, los problemas agrarios y la participación política.
En una entrevista con la radio RCN Santos dijo que el proceso de paz ha tenido un gran avance. “Yo creo que va en un 60 o 65%”, aseguró el jefe de Estado. “Ya pasamos la mitad del camino, los puntos más complicados y por supuesto que quedan puntos muy complicados, muy sensibles”.
Santos sostuvo que “hemos avanzado más que cualquier intento (de paz anterior) sin poner en riesgo la seguridad de los colombianos, sin pausa pero también sin prisa porque un conflicto de 50 años no se resuelve en 50 meses”. El mandatario confió en que después de las elecciones presidenciales -en las que buscará su reelección- “podamos acelerar el proceso para llegar a un final feliz”.