En un comunicado conjunto emitido este viernes, ambas partes aseguraron que comparten la visión de que la solucion definitiva a este problema debe estar enmarcada en la Reforma Rural Integral (primer punto del Acuerdo General).
Debe construirse de manera conjunta involucrando a las comunidades en el diseño, ejecución, seguimiento, control y evaluación de los planes, se indicó en el texto divulgado al iniciar un receso al diálogo por Semana Santa.
Las dos delegaciones avanzamos en las discusiones y construcción de acuerdos en los tres subpuntos relacionados con el tema Solución al Problema de las Drogas Ilícitas, tercero de la Agenda.
Retomaremos nuevamente las discusiones el próximo jueves 24 de abril, se agregó en la nota conjunta de las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y la delegación del gobierno del presidente Juan Manuel Santos.
En declaración por separado, la insurgencia afirmó que la paz en Colombia requiere de compromisos y cambios profundos en lugar de actitudes demagógicas o de perdonavidas, como en su criterio ocurre en el presente.
Esta fue una alusión a recientes declaraciones de Santos en el sentido de que en estos momentos del proceso de paz pensaría dos veces una orden de arresto contra el líder del grupo armado ilegal, Timoleón Jiménez, alias Timochenko.
El comunicado leído por el jefe de la delegación de las FARC, Iván Márquez, insistió en la exigencia de instaurar una Comisión para el Esclarecimiento del Origen y la Verdad de la Historia del Conflicto Interno Colombiano.
El gobierno colombiano también apoya crear la comisión, pero sólo después de que termine el conflicto armado de medio siglo, según comentó al 30 de marzo pasado el jefe de su delegación de paz, Humberto de la Calle.
Las conversaciones, iniciadas en noviembre de 2012, tienen todavía como puntos pendientes el desarme guerrillero, la reparación a las víctimas del conflicto, y la creación de un mecanismo para refrendar la paz que se logre.
Las pláticas, con el respaldo de Noruega y Cuba (países garantes) y Chile y Venezuela (acompañantes) continuan en medio de la campaña para las elecciones presidenciales del 25 de mayo próximo, en las que Santos buscará un nuevo mandato.
El expresidente colombiano Álvaro Uribe, un duro crítico de las negociaciones con las FARC, acusa a Santos de haberse convertido en un títere del terrorismo y dañado la seguridad del país y rechaza que haya impunidad para los guerrilleros, a quienes atribuye crímenes atroces.
Sobre el sangriento conflicto armado, Márquez consideró fraudulento afirmar que sobre esa insurgencia recae la responsabilidad de conductas y episodios violentos e inhumanos provocados por el mismo Estado y sus agentes oficiales y paraoficiales.
La delegación del gobierno no formuló declaraciones a los periodistas congregados en el capitalino Palacio de Convenciones, como es habitual, apegada a su posición de que la paz no se negocia delante de las cámaras y micrófonos.