Gobierno y autodefensas combaten a Caballeros Templarios en Apatzingán

Un periodista de The Associated Press vio a decenas de miembros de las autodefensas, que portaban camisetas blancas para identificarse, mientras ingresaban rápidamente a Apatzingán en varias camionetas. La ciudad de 100.000 habitantes en el estado de Michoacán lleva varios años bajo control de los Caballeros Templarios.

“Son las fuerzas federales en coordinación con algunos grupos de autodefensa”, dijo el líder Hipólito Mora a The Associated Press por teléfono desde el centro de Apatzingán. “Otros muchachos de grupos de autodefensa que andan (alrededor de la ciudad) y están cooperando de alguna forma con el gobierno federal… hay muchísimos detenidos”.

Mora dijo que la policía federal controla la seguridad en la ciudad y que tanto miembros armados como desarmados de las autodefensas trabajan colaboran para identificar las guaridas de los Caballeros Templarios. Dijo que aproximadamente 200 integrantes del cártel fueron arrestados, incluido el hermano de uno de sus líderes, Enrique “Kiki” Plancarte. El gobierno no hizo comentarios de inmediato. La presencia de las autodefensas en la ciudad es un impulso simbólico y estratégico para el movimiento.

El control de los Templarios solía ser tan completo que hubiera sido impensable que ningún rival ingresara a Apatzingán. Con frecuencia viajaban en vehículos marcados con su símbolo, una cruz roja y patrocinaban manifestaciones en las que exhortaban a la policía federal a salir de la ciudad.

El cártel dice ser una orden mística cristiana dedicada a proteger a la población de las fuerzas armadas y de la policía. Operaba “escuelas de entrenamiento”, incluida una en Apatzingán, donde se impartían cursos de liderazgo acompañados por una mezcla de religiones asiáticas y el catolicismo en los que se mostraba a los integrantes del grupo como hombres honorables de vida intachable. Sus miembros no sólo vivían del contrabando de metanfetamina y marihuana, además de la extorsión, sino que también controlaban gran parte de la economía local.

En octubre las autodefensas intentaron dirigirse a Apatzingán pero los soldados las obligaron a retroceder, diciéndoles que no podían ingresar con armas. Al día siguiente regresó un convoy de miembros de las milicias desarmados y pudieron entrar a la ciudad, donde fueron recibidos con disparos, presumiblemente de los Caballeros Templarios.

En una aparente represalia, presuntos integrantes del cártel organizaron ataques coordinados contra posiciones de las autodefensas y mataron a cinco, según la policía. También destruyeron instalaciones eléctricas del gobierno, como centros de distribución y subestaciones en 14 poblados y ciudades de Michoacán, lo que dejó sin energía a miles de personas. Mora dijo a The Associated Press el sábado que esta última incursión fue “un triunfo”.

El conocimiento que las autodefensas tienen de la ciudad está impulsando las operaciones del gobierno contra los Templarios, según Mora, quien dijo que miembros de las milicias rurales se desplazaban casa por casa para indicar a la policía federal dónde vivían presuntos integrantes del cártel y ayudaban a las autoridades a manejar retenes en los caminos de entrada y salida de la ciudad. “Alrededor de la ciudad los hay nada más vigilando a ver si entran o salen alguno de los integrantes de los Caballeros Templarios”, dijo.

A fines del mes pasado el gobierno de México legalizó el cada vez mayor movimiento de autodefensas en Michoacán e dijo que los incorporarían a unidades militares llamadas Cuerpos de Defensa Rural. Las autodefensas dicen contar con unos 20.000 hombres armados.

Mora dijo que los milicianos que han sido incorporados formalmente a los Cuerpos de Defensa Rural están armados, mientras que los que no se han registrado no llevan armas. dijo que él y sus colaboradores más cercanos no están armados y estaba allí para asistir a un mitin en pro de la paz y el orden a efectuarse por la tarde, convocado por un religioso de Apatzingán opuesto al cártel.

Las autodefensas comenzaron a formarse en febrero pasado para combatir el reinado de terror y extorsión de los Caballeros Templarios después de que la policía y el ejército no lograron detener los abusos. Se ha solicitado a los líderes de las milicias que presenten una lista de sus miembros a la Secretaría de la Defensa y se les permite conservar sus armas siempre y cuando las registren con el Ejército. Las fuerzas armadas están dando a los grupos los medios necesarios de comunicaciones, operativos y para transportarse, según el acuerdo alcanzado.

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