“No es casualidad que esta empresa tome medidas contraria a los intereses del país. La actitud de Shell y su más alto directivo siempre es conspirativa y atentoria contra los intereses del país y de los consumidores argentinos”, advirtió el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.
Shell notificó la víspera, de manera inesperada, el alza de sus combustibles luego de la devaluación del 20 por ciento que la moneda registró durante enero en medio de la crisis cambiaria que enfrenta el país.
“Estamos haciendo un traslado parcial del fuerte incremento en pesos que se está produciendo en el costo del petróleo crudo. Confiamos en que los operadores de estaciones de servicio sabrán entender nuestra decisión y que los clientes finales continuarán eligiendo la calidad de nuestros productos”, agregó.
Capitanich advirtió que lo único que le interesa a esta empresa, y en particular a su presidente, Juan José Aranguren, es la rentabilidad del corto plazo, ya que no existe razonabilidad técnica para sostener el incremento. Me parece que solamente la codicia, la estrategia de imponer condiciones y decisiones como grupo económico le lleva a tomar este tipo de actitudes”, señaló el funcionario.
También ratificó la denuncia que el ministro de Economía, Axel Kicillof, lanzó hace dos semanas en contra de Shell, al acusar a la empresa de impulsar una devaluación al comprar 3.5 millones de dólares a un precio de 8.40 pesos, cuando el valor oficial era de apenas 7.20.
Aranguren rechazó la denuncia y aseguró que Shell realizó todas las operaciones de manera legal y con previo aviso al Banco Central. La tensión entre el gobierno y la firma se fue acrecentando con el paso de los días, pero este lunes llegó a un punto más alto, ya que Capitanich no descartó sanciones contra Shell por haber aumentado sus precios.