NUEVA YORK (AP) Los índices de popularidad del papa Francisco han fluctuado en Estados Unidos a lo largo de sus dos años de pontificado, pero siempre se han mantenido en niveles que serían la envidia de cualquier líder.
Su inminente visita está causando furor y hay gran demanda de entradas para verlo. Los políticos, estén de acuerdo con él o no, planean ir a Washington a mostrarse cuando esté él. Pero también se percibe un cierto desasosiego en torno a lo que dirá el “papa villero”, que ha enfocado toda su atención en los pobres y los necesitados, durante su visita a una de las naciones más ricas del mundo.
En las encuestas del Centro de Investigaciones Pew la popularidad de Francisco alcanzó su pico en febrero del 2015, cuando llegó al 90% entre los católicos y al 70% entre el público en general.
Después de la encíclica de junio en la que pidió una mayor intervención de los gobiernos para combatir el cambio climático y proteger el medio ambiente, promoviendo al mismo tiempo una transformación moral para salvar el planeta y la humanidad, sus índices de aprobación mermaron. Una consulta de Gallup indicó que los conservadores pensaban que había ido demasiado lejos y los liberales que no había ido lo suficientemente lejos.
“¿Quién soy yo para juzgar?”, preguntó Francisco en relación con un cura presuntamente gay, pero al mismo tiempo opina que el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer.
Plantea que haya más mujeres en posiciones de liderazgo en la iglesia, aunque no que se les permita ordenarse.
Otra consulta del mes pasado de Public Religion Research Institute halló que a medida que se acercaba la visita, su popularidad volvía a subir.
“Se maneja más como un pastor que como una autoridad”, sostuvo John Thavis, ex jefe de la oficina de Roma del Servicio de Noticias católico y autor de “Los diarios del Vaticano”. “Tiene una personalidad fuerte. Parece un hombre feliz, disfruta de la vida y disfruta de la gente”.
Vistazo al impacto que está teniendo Francisco en Estados Unidos:
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LA FIGURA PUBLICA
En un país polarizado como Estados Unidos, su prédica moderada no complace demasiado a los intransigentes, pero es bien vista por muchos católicos y por sectores que se han distanciado de la iglesia. A poco de comenzado su papado declaró que era un “hijo de la iglesia” que promovía la doctrina católica, creía que la iglesia se enfocaba demasiado en “reglas mezquinas” y que debería en cambio funcionar como un “hospital de campo”, mostrando misericordia en el campo de batalla espiritual que es el mundo moderno.
Llevó su prédica a la práctica y recibió a indigentes en el museo del Vaticano, al tiempo que adoptó un estilo de vida frugal. Se moviliza en un automóvil barato y lleva sus propias maletas. Una foto en la que aparece abrazando a un individuo desfigurado en el 2013 ha pasado a ser un símbolo de su papado.
“Se ha bajado del trono papal”, afirmó Thavis.
Le ayuda el hecho de que tiene un gran sentido del humor y puede pronunciar frases de impacto, como cuando dijo que los sacerdotes deben ser “pastores que viven con el olor de las ovejas”. O cuando sostuvo que los consumidores y las empresas están tornando la Tierra en una “gran pila de inmundicias”. En una ocasión manifestó que los burócratas del Vaticano padecen un “mal de Alzheimer espiritual”. También dijo que no hacen falta conocimientos especiales de las enseñanzas católicas para comprender su significado.
“En el mundo de hoy hay estetoscopios que detectan artificialidad y no encuentran nada en este hombre”, expresó al cardenal de Nueva York Timothy Dolan. “Ven a un individuo extremadamente honesto, que no parece tener miedo y que dice verdades con un gran amor, humildad, sencillez y sinceridad, que parecen cautivar a la gente. No hay nada preparado. No hay nadie de relaciones públicas. Es quien es”.
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MALESTAR
Francisco sigue siendo popular a pesar de que genera malestar entre mucha gente adentro y afuera de la iglesia.
En julio, Carl Olson, editor de la publicación conservadora Catholic World Report, escribió que, si bien está de acuerdo con algunas críticas del pontífice a los males de la sociedad, también detectó cierta “fatiga” entre bastantes católicos en relación con los comentarios del papa, que según Olson a veces son “arengas, cantaletas, exhortaciones, regaños” y pueden resultar “molestas”.
Las peroratas morales de Francisco sobre la vida diaria –el deber de cristiano de no consumir tanto, de dedicarle más tiempo a los pobres y de sacrificar los acondicionadores de aire en beneficio del medio ambiente– descolocan a algunos.
“Tenemos un papa que, para ser franco, nos hace sentir incómodos”, afirmó Kurt Martens, profesor de ley canónica de la Catholic University of America, durante una reciente conferencia en el Consejo de Relaciones Exteriores. “Nos pregunta cosas tipo ‘¿qué haces por los pobres?”’.
Si bien Francisco no menciona específicamente a Estados Unidos, más de uno cree que sus críticas al sistema económico mundial y la búsqueda “debocada” de ganancias apuntan hacia este país.
Greg Erlandson, presidente de la editora católica Our Sunday Visitor, opinó que Francisco le pide a la gente que “examine su conciencia… y ese examen nos hace sentir incómodos”.
“Es la voz de alguien del hemisferio sur, de alguien que tiene una perspectiva distinta del mundo”.
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TRANSFORMANDO LA IGLESIA
La exhortación de Francisco a que la iglesia le abra las puertas a todos y luego lidie con sus creencias y su comportamiento no ha caído bien entre los líderes católicos de Estados Unidos. El papa dijo que cuando hay alguien malherido, “hay que curarle las heridas y después podemos hablar de todo lo demás”.
Muchos obispos católicos le han dado prioridad a la doctrina, siguiendo lineamientos de Juan Pablo II y Benedicto XVI.
La identidad católica se definía sobre todo en base a la postura de una persona sobre el matrimonio, el derecho al aborto y otros temas similares, según Paul Vallely, autor de “Pope Francis, The Struggle for the Soul of Catholicism” (Papa Francisco, la lucha por el alma del catolicismo). Los obispos estadounidenses dicen que no tenían otra alternativa que priorizar esos aspectos en vista de que la sociedad aceptaba políticas que la iglesia considera inmorales.
Francisco habla del matrimonio y el aborto, pero sin el énfasis que ponían sus predecesores. Ahora el papa mide el compromiso cristiano de acuerdo al trato que la iglesia le da a los pobres, los inmigrantes y el medio ambiente, de acuerdo con Vallely, lo que ha irritado a muchos conservadores.
Vallely opinó que, sin ser un liberal necesariamente, Francisco “quiere enfocarse en la pobreza, no en el sexo”.
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RENOVANDO LA IMAGEN DE LA IGLESIA
El revolucionario pontificado de Francisco ha hecho que pasasen a segundo plano temas que atormentaban a la iglesia estadounidense, incluidas denuncias de abusos sexuales por parte de sacerdotes.
“Necesitábamos un cambio de imagen, cambiarle el rostro a la iglesia, y el papa Francisco lo está haciendo”, dijo Dolan.
Hay quienes dicen, no obstante, que Francisco creó la impresión de un cambio pero que en realidad no ha hecho mucho en relación con los abusos.