La medida excepcional fue adoptada este viernes por la prefectura de Haut-Rhin, un día después de la irrupción de los activistas, quienes fueron acusados de llevar a cabo un acto malicioso que pudo ser perjudicial para la seguridad pública.
Un total de 56 militantes de Greenpeace fueron arrestados, incluidos tres franceses, y ahora 53 activistas -47 de ellos europeos- tienen la obligación de dejar el territorio francés, de acuerdo con reportes del diario Le Monde.
Los activistas expulsados son ciudadanos de Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Hungría, Italia, Noruega, Países Bajos, Polonia, República Checa, Eslovenia, Suecia y Suiza.
La medida administrativa también se dictó contra otros seis militantes, procedentes de Australia, Israel y Turquía, a quienes además la orden se complementó con la prohibición de regresar a Francia en un periodo de dos años.
Esta decisión es poco frecuente, pero se vuelve necesaria cuando una persona representa una amenaza extrema, como un terrorista, afirmó con indignación Alexandre Faro, abogado de la organización ambientalista.
Explicó que tal medida es también utilizada contra las personas cuando las autoridades no han tomado una decisión judicial y no las pueden poner en la cárcel. Es sólo para sacarlas del país, añadió.
La razón expuesta por las autoridades prefecturales en las actas es la naturaleza y gravedad de su acto irresponsable que podría perjudicar la seguridad pública y perturbar seriamente el orden en Francia.
El ingreso de los ambientalistas a Fessenheim llevó al gobierno francés a reforzar la seguridad en torno a todos los sitios nucleares del país y las leyes para sancionar a los infractores.