La ejecución tuvo lugar en la prisión estatal de Starke en Florida.
Lavern Henry, un ex marino, fue ejecutado mediante una inyección letal y declarado muerto a las 18:16 locales (22:16 GMT), según un vocero de la prisión.
En su última comida, Henry ingirió arroz, frijoles, carne, pastel y helado. Fue visitado en sus horas finales por su madre, una hermana y una tía, de acuerdo con el asistente de la cárcel, Jeffrey Mclellan.
El reo fue condenado a la pena capital por el asesinato en Deerfield Beach, al norte de Miami, de Phyllis Harris, de 53 años, y Janet Cox Thermidor, de 35, a las que atacó con un martillo y luego quemó sus cuerpos.
Los asesinatos ocurrieron durante un robo planeado por Henry en la fábrica de ropa en la que trabajaba con las dos mujeres.
A Harris la sometió, le vendó los ojos, la arrastró a un baño y la golpeó en la cabeza con un martillo, el mismo que utilizó para luego también golpear la cabeza de Thermidor.
Luego prendió fuego a los dos cuerpos, pero Thermidor logró sobrevivir para denunciar a su agresor.
Al principio Henry aceptó su culpa, pero luego se retractó durante el juicio y dijo que habían sido otros los agresores.
El reo se convirtió en el número 85 que recibe la pena capital desde 1976, cuando Florida restableció la pena de muerte.
El último reo en ser ejecutado en este estado había sido Paul Augustus Howell, el pasado 26 de febrero, por matar a un policía con un paquete bomba en 1992.