NUEVA YORK (AP) Así es que se retira en la cima. A sus 33 años, Flavia Pennetta conquistó el Abierto de Estados Unidos para su primer título, y anunció su retiro tras recibir el trofeo de campeona.
Pennetta no tuvo que derrotar a Serena Williams en la final. En cambio, Pennetta tuvo que vencer a la mujer que frenó el intento de Williams por conquistar el Grand Slam, Roberta Vinci. Y Pennetta eso fue precisamente lo que hizo, en un duelo entre dos italianas que fueron compañeras de dobles cuando eran niñas.
En una de las finales de Grand Slam más improbables en la historia del tenis de mujeres, la 26ta preclasificada Pennetta superó el sábado 7-6 (4), 6-2 a Vinci en Flushing Meadows el sábado, un mes después de haber decidido colgar la raqueta, decisión que había mantenido en secreto.
“Así es como le digo adiós al tenis”, Pennetta mientras su novio, el tenista Fabio Fognini, grababa la escena con la cámara de su teléfono. “No se me ocurre despedirme de mejor manera”.
Más tarde, Pennetta aclaró que contempla disputar dos torneos en China el próximo mes y el Campeonato de la WTA en Singapur, en caso de clasificarse. Pero no volverá a defender el título en Nueva York.
“¿Por qué? A veces me cuesta competir. Si no peleas cada semana como lo he hecho, me va mal. Ya no me queda este poder”, explicó Pennetta. “Con esta victoria hoy, mi vida es perfecta”.
Pennetta es la mujer de mayor edad en la era de los Abiertos, que comenzó en 1968, en ser campeona de un major por primera vez. Vinci, que tiene 32 años, hubiese tenido la misma distinción de haber superado a Pennetta.
El anuncio de Pennetta fue el corolario perfecto para un torneo cargado de sorpresas, la principal cuando Vinci venció a Williams el viernes en las semifinales. Eso frenó la racha de 33 victorias de Williams en las grandes citas y fulminó su intento de acaparar los cuatro títulos de Grand Slam en el mismo año, algo que no se da en el tenis desde que Steffi Graf lo consiguió en 1988.
Vinci dijo que quedó exhausta tras el esfuerzo del día previo, lo que le afectó el sábado.
“Esta mañana, me levanté diciéndome, ‘¿Qué hice ayer?’ Lo juro por Dios”, señaló Vinci. “Pobre chica (Williams) que peleó por el Grand Slam y le robé el sueño. Cuando me acosté anoche, pensaba en cómo estaría sintiéndose Serena… Realmente se lo merecía…. Se merecía ganar los cuatro Slams. Ganó tres y quedó tan cerca (del cuarto”.
Vinci se ganó la simpatía del público tras vencer a Williams y lo hizo otra vez luego de caer ante Pennetta, al decir que quería quedarse con el trofeo de la campeona, no el de la segunda. También pretendió que se robaba el cheque de 3,3 millones de dólares.
Esta fue la primera final de un major para ambas, y la primera vez desde que la WTA empezó a tener un ranking computarizado en 1975 que ambas finalistas del US Open estaban fuera del Top 20 del ranking (Vinci es 43).
Las dos crecieron a 65 kilómetros de distancia en pueblos costeros en Puglia, una región en el taco de la península italiana, y se han enfrentado en canchas desde hace dos décadas. Por supuesto, nunca con tanto de por medio. Rieron y lloraron en el camerino el viernes mientras veían el video de una entrevista que dieron juntas en 1999, cuando ganaron el título de dobles junior del Abierto de Francia.
Y cuando terminó el partido del sábado, y luego que Pennetta lanzó la raqueta al aire, fue a la red para encontrarse con Vinci, no para darle la mano, sino para un largo abrazo. Pennetta lloró de emoción, y después se sentaron en sillas adyacentes y conversaron, como dos viejas amigas y adversarias.
Vinci bromeó como si lanzase un golpe, y Pennetta la enlazó con un brazo.
“Nos conocemos desde siempre”, dijo Pennetta. “Pasamos mucho tiempo juntas, podríamos escribir un libro sobre nuestras vidas”.