La iniciativa rebelde, presentada al retomar este lunes en La Habana el diálogo de paz, insistió en diversas exigencias al gobierno del presidente Juan Manuel Santos, como el desmonte de los grupos paramilitares.
Pese a atribuirle limitaciones, las FARC respaldaron la propuesta del vicepresidente colombiano Angelino Garzón, quien consideró conveniente que el gobierno y la guerrilla suscriban un “Acuerdo sobre mínimos humanitarios”.
El gobierno de Santos, quien se postula para la reelección este año, mantiene con las FARC desde noviembre de 2012 discusiones en busca de un acuerdo que ponga fin al conflicto armado de más de medio siglo.
En el Palacio de Convenciones de la capital cubana, la insurgencia propuso “concertar y formar de manera inmediata un tratado de regularización de la guerra o un cese bilateral de hostilidades entre las partes”.
Un comunicado, leído por el representante de la guerrilla Pablo Catatumbo, indicó que ese convenio debe contener “mínimos humanitarios” y contar con verificación internacional.
El gobierno de Santos ha rechazado en forma reiterada cualquier tregua bilateral, pese a dos ceses del fuego unilaterales decretados por la guerrilla, el último de los cuales concluyó el 15 de enero pasado.
“El comandante Timoleón Jiménez no ha estado ni está en La Habana”, aseguró por otra parte Catatumbo, al desmentir versiones de que el máximo líder de las FARC, conocido como “Timochenko”, estuvo secretamente en Cuba.
Las FARC y el gobierno de Santos continuaron este día el debate del tema de los cultivos ilícitos, al iniciar el cierre su decimonoveno ciclo de negociaciones con saldo hasta ahora de acuerdos sobre el desarrollo agrario y la participación política de los rebeldes.