Familia morelense logra calidad en pinos para competir en mercado

Por Enrique Tejeda Franco. Corresponsal

Huitzilac, Mor., 3 Dic (Notimex).- Una empresa familiar morelense, con 12 años de antigüedad en la producción de árboles navideños y ubicada en el bosque de Huitzilac, hoy compite en calidad y tamaño con otras de varias regiones de la República mexicana.

El negocio, conformado por al menos seis personas (padre, madre e hijos), se localiza a un costado del kilómetro 55 de la carretera federal México-Cuernavaca y está dedicado a la producción de pinos para engalanar diversos hogares durante esta época navideña.

Con tan sólo una hectárea, la familia López Toledo empezó a ubicarse en el gusto de los consumidores, quienes se movilizan desde varios puntos del estado de Morelos para pasear entre los árboles y escoger el que llevarán a su casa para adornar durante Navidad y Año Nuevo.

En entrevista, Consuelo Toledo Flores, madre de familia, comentó que “es el cuarto año que estamos vendiendo todos estos árboles navideños. Tenemos una especie llamada Pinus ayacahuite que sembramos desde 2003, ya tienen 12 años y sólo cuatro aprovechándolos”.

Puntualizó que desde que iniciaron su negocio decidieron ocupar el terreno “en algo que con el tiempo nos pudiera dar un aprovechamiento, a pesar de que Huitzilac es reconocido por talamontes; sin embargo, no toda la gente que vive aquí se dedica a eso”.

Consuelo Toledo precisó que en una hectárea tienen mil 500 árboles plantados y con permiso de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la cual autoriza el aprovechamiento de estas especies, y también sembraron 300 árboles de oyamel.

Expresó que por falta de apoyos no han podido hacer crecer este negocio, que en un futuro planean “hacer una granjita, tenemos unos cuantos borregos que nos ayudan a mantener limpio el predio, pero de ahí en fuera no contamos con ningún apoyo”.

La emprendedora afirmó que existe una parte de productores que se dedican a vender árboles de manera legal y a seguir reforestando, como es su caso que “en una hectárea estamos participando para que la gente también ahora en estas fechas cuente con un árbol natural en casa y un árbol que huele rico”.

Doña Consuelo reconoció que ganan poco por la venta de pinos, por eso “lo agarramos como una actividad familiar en la que invertimos nuestro tiempo por las tardes con los hijos, aquí venimos a limpiar nuestros árboles y ahora es cuando los aprovechamos”.

En la actualidad tienen 300 arbolitos de oyamel sembrados y confiaron que en unos siete u ocho años “estén rindiendo frutos, tenemos dos mil 500 árboles que es lo que inicialmente plantamos y a la fecha llevamos muy poca venta”.

Por lo que respecta al desarrollo de los árboles, comentó que tienen 11 años para poder aprovecharlos, por apenas cuatro años. “La venta ha sido poca por la falta de difusión y de publicidad, la gente no nos conoce, pero realmente son 11 años para aprovechar un arbolito de este tipo”, sostuvo.

Lamentó que este año no puedan plantar más arbolitos por la saturación de espacios, pues ya se tiene oyamel y los tocones que quedan de cada árbol también vuelven a retoñar, por lo que se ven imposibilitados ante el espacio con el que cuentan.

Por otra parte, la señora Consuelo reconoció que por el momento no pueden competir al 100 por ciento con Amecameca, Estado de México, en calidad, pero sí en tamaño e incluso en el diámetro, pues miden de dos a tres metros y cuestan de 400 a 800 pesos.

Enfatizó que este año buscarán atraer turismo a través de alternativas ecoturísticas, para lo cual su esposo proyecta formar una granja o un rancho sustentable; “la idea es poder producir y que con lo que producimos se mantenga toda la granja o el rancho”, dijo.

En ese lugar planean tener borregos, gallinas, codornices y conejos para hacer un negocio de alimentos, “pero que todo sea orgánico”, por lo cual crearían un vivero donde sembrarían lechugas, cebolla, jitomate, rábano y con ellas autoabastecerse.

En cuanto a los requisitos para mantener su microempresa, doña Consuelo mencionó las notas de remisiones especiales otorgadas por la Semarnat para poder aprovechar los árboles, en las cuales se especifican las fechas de salida de la plantación y la de llegada al destino.

“También nos pide especificar qué vehículo lleva el árbol, placas, modelo, el nombre del chofer, toda la información necesaria para que puedan transitar sin ningún problema”, precisó.

La emprendedora exhortó a los consumidores a conocer este espacio, al que calificó como un paraíso, porque “caminar entre los árboles es una experiencia como ninguna, toda vez que se puede respirar aire del campo y el olor de los pinos y de la tierra mojada”.

A su vez, Gustavo López Manzanares, jefe de familia, comentó que a él le corresponde “realizar el trabajo fuerte, ayudar a cortar el árbol, colocarle la cruceta y/o jícara, cargarlo y colocarlo en el vehículo para que lo transporten”.

Detalló que “un árbol de 1.20 metros llega a pesar 20 kilogramos, mientras que uno de dos metros o hasta tres metros pesa 45 kilogramos” y todos “están libres de plagas y enfermedades”.

En cuanto a cómo puede durar más tiempo el árbol, el señor Gustavo sugirió depositarlo en un bote de arena y humedecerla para que se mantenga húmedo hasta dos meses.

Dio a conocer que adornarán un pino “para que la gente se anime y se enamore de los arboles; y diga: así se va a ver el mío”. Al tiempo que dio a conocer que “varios de los consumidores les han enviado, vía correo electrónico, las fotos donde ya adornaron su arbolito que compraron aquí”.

Refirió que este año, han recibido visitantes de los municipios morelenses: Ayala, Emiliano Zapata y Xochitepec, y del Estado de México y Guerrero; entre otros.

En este contexto, López Manzanares anticipó que harán un álbum con las imágenes de los arbolitos adornados en casa y la compartirán en su red social con amigos y clientes.

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