JERUSALÉN (AP) Marcus Klingberg, un científico israelí que entregó información sobre armas biológicas a la Unión Soviética, falleció. Tenía 97 años.
Klingberg, quien ocupaba un alto en un instituto de investigación biológica israelí cuando fue arrestado por espiar, murió en París el lunes, de acuerdo a su nieto, Ian Brossat.
El caso Klingberg, incluido su arresto y juicio, durante años fue manejado en secreto. Un diario israelí una vez describió a Klingberg como el espía que causó el mayor daño a Israel.
“Es el tipo de historia de las que hacen series de televisión, películas o libros”, dijo el martes a la radio del ejército israelí Avigdor Feldman, un abogado que alguna vez representó a Klingberg. “No hay muchas personas como él”.
Nacido en Polonia, Klingberg huyó a la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial para escapar de los campos de concentración nazis donde falleció el resto de su familia. Fue coronel para el Ejército Rojo y desarrolló un “apego visceral” con la URSS, “el país que lo salvó”, según Brossta.
Se mudó a Israel tras la guerra, donde fue vicedirector del Instituto para Investigación Científica, una institución ultra secreta que, según se cree, desarrolla armas químicas y biológicas y sus antídotos. Supuestamente Klingberg comenzó a espiar para la Unión Soviética en 1957, cuando ya trabajaba para el instituto.
Luego de que un agente doble supuestamente lo denunció, Klingberg fue detenido y sentenciado en secreto a 20 años en prisión en 1983. Cumplió 16 años de su sentencia antes de ser liberado para arresto domiciliario por motivos de salud.
Cuando terminó su sentencia en el 2003, se mudó a París para estar cerca de su familia.
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El periodista de Associated Press Samuel Petrequin contribuyó a este reporte desde París.