El joven de 26 años, que entonces estaba prometido, estaba deseando que llegara su boda. Pero al encontrarse con una cuenca vacía y roja, se encerró en casa.
“Sufrí mucho. No salía para evitar encontrarme con alguien que pudiera decirme algo”, dijo Abu Wadi.
Un año después de la lesión provocada por un ataque aéreo cerca de su casa, Abu Wadi está ahora casado y siente confianza gracias a un ojo artificial que recibió dos semanas antes de la boda.
La prótesis ocular se diseñó y fabricó en el centro médico Al-Radwan, dirigido por la organización benéfica de Gaza Merciful Hands. El grupo, que no está relacionado con una organización benéfica británica del mismo nombre, recibe financiamiento de países musulmanes como Turquía, Jordania, Indonesia, Malasia y estados del golfo Pérsico.
Establecido en 2013, el centro asiste a las personas que perdieron un ojo por enfermedad, defectos congénitos o lesiones.
Yusef Husein, oculista en el centro, dijo que el centro es el primero en Gaza que diseña y coloca ojos artificiales. Las prótesis utilizadas antes eran modelos importados ya listos para usar, que en muchos casos causaban secreciones no deseadas en la cuenca.
“Pensé que la gente está muy interesada en este problema, incluida la gente mayor, y aún más entre mujeres casadas o chicas jóvenes”, dijo Husein, que era optometrista antes de completar un curso de 10 meses sobre prótesis en Jordania.
Diseñar e instalar un ojo prostético cuesta entre 1.000 y 1.500 dólares. En la pobre economía de Gaza, estas sumas no están al alcance de cualquiera.
Pero suele haber ayuda disponible. Los costes de Abu Wadi los cubrió el Ministerio de Salud porque es una víctima de la guerra. Varios donantes locales y extranjeros, incluidas organizaciones benéficas islámicas del Golfo y Europa, pagan por los que no pueden permitírselo.
Desde 2013, Husein dijo haber colocado ojos a unos 150 palestinos, de los que el 45% sufrieron lesiones por fuego israelí. La mayoría de las demás intervenciones fueron financiadas por donantes, y unos pocos pagaron de su bolsillo.
Miles de gazatíes necesitan prótesis oculares, indicó Mayed Abu Ramadan, presidente de la Sociedad Oftalmológica Palestina. Es especialmente importante tener el servicio disponible a nivel local porque a menudo hace falta cambiar las prótesis conforme crece el cuerpo.
Abu Wadi visitó la clínica en una tarde reciente para una revisión habitual. El oculista extrajo la prótesis y la examinó, sosteniéndola con cuidado entre el índice y el pulgar mientras el recién casado esperaba tumbado en la camilla de la pequeña habitación.
Después, Abu Wadi se puso en pie para posar para una de las muchas combinaciones de fotos de antes y después colgadas en la pared. Al quitarse los lentes de sol, su ojo artificial brilló ligeramente.
“Ahora me veo bien”, dijo encantado.
Los ojos artificiales se hacen de plástico acrílico, que le da un aspecto normal al ojo y reduce las secreciones. La mayoría de los materiales están disponibles en Gaza, explicó Husein, aunque el círculo central que hace de iris artificial a veces sufre retrasos porque se importa a través de Israel.
En la sala de espera se sentaban varios pacientes. Entre ellos estaba Yara Fatayer, una joven de 17 años acompañada de su madre.
Cuando tenía dos años perdió su ojo izquierdo por una pedrada lanzada por un chico. Su familia la llevó a hospitales en Jerusalén y Egipto para buscar un ojo artificial, pero renunció al darse cuenta de que debían sustituirlo a menudo porque a esa edad crecía muy deprisa.
La estudiante de secundaria suele llevar lentes de sol para ocultar su lesión. Cuando su ojo prostético esté listo y colocado, dijo, “lo primero que haré es quitarme los lentes, salir como cualquier chica y hacer todo lo que no pude hacer”.