México, 4 Nov (Notimex).- Parte del pasado prehispánico y colonial se exhibe en una ventana arqueológica de 4.32 por 2.44 metros, en la esquina de la Ciudad de México que forman la calle Moneda y Plaza Seminario, destacó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Esta iniciativa se lleva a cabo en un esfuerzo del INAH, mediante el Programa de Arqueología Urbana (PAU), y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de la Dirección General del Patrimonio Universitario.
En ese reducido predio y a lo largo de más de 500 años funcionaron, en diferentes momentos: aposentos posiblemente relacionados con el templo a Tezcatlipoca, los primeros solares asignados a los conquistadores y parte del Mayorazgo Grande de Guerrero, refirió el Instituto.
También la primera sede de la Real y Pontificia Universidad de México, y locales de tradición como la cantina El Nivel o el restaurante El Cardenal.
La ventana arqueológica se integra a la museografía del inmueble que tendrá por vocación la exposición permanente: “La UNAM Hoy”, dedicada a resaltar el papel de la Máxima Casa de Estudios en la transformación del país y su proyección mundial.
De acuerdo con el arqueólogo Raúl Barrera, responsable del PAU, desde lo alto del número 2 de la calle Moneda se tiene una vista privilegiada del Zócalo capitalino y de la Catedral Metropolitana, pero tres metros bajo su piso permanecen restos arquitectónicos de las épocas prehispánica, colonial e histórica.
Explicó que en las excavaciones realizadas entre 2011 y 2013, asistidas alternativamente por los arqueólogos Cristina Cuevas, Lorena Vázquez Vallín, Moramay Estrada, Bertha A. Flores, Estíbaliz Aguayo, Rocío Orozco, Alan Barrera y Leonardo Hegel Mercado, se detectaron vestigios de aposentos probablemente asociados al templo de Tezcatlipoca, deidad mexica.
La evidencia mexica hallada en Moneda 2 corresponde a restos de muros de piedra que delimitaban aposentos, una banqueta con tlecuil (horno hecho de adobe) al centro y patios interiores elaborados de lajas de basalto y estuco pulido.
Estos testimonios arquitectónicos datan de dos momentos constructivos de la época prehispánica: la Etapa VI del Templo Mayor de Tenochtitlan (1486-1502 de nuestra era) y la Etapa VII (1502-1521), cuando cayó en manos de los conquistadores españoles, precisó el arqueólogo.
De la época colonial se identificaron dos momentos de ocupación; el primero corresponde a uno de los primeros solares repartidos entre los soldados españoles, caso de don Pedro González Trujillo, quien tuvo su posesión hasta 1527.
El investigador dijo que otra evidencia son los restos de un pozo artesiano hecho en los inicios del periodo colonial en un patio de lajas prehispánicas.
Después el predio sería propiedad de Rodrigo Gómez Dávila y hacia 1538 pasó a formar parte del Mayorazgo Grande de Guerrero, además documentación histórica señala que hacia 1553 el inmueble albergó a la Real y Pontificia Universidad de México.
El predio conservó el título de Mayorazgo Grande de Guerrero hasta 1836, fecha a partir de la cual diversos particulares ostentaron la propiedad, a la par que la planta baja fue usada por comercios.
En 1872 se instaló la cantina El Nivel, que lució la primera licencia de ese giro en la ciudad. y el local tomó su nombre del “monumento hipsográfico” que estaba en dicha esquina, en honor de Enrico Martínez (Heinrich Martin), quien realizó el primer proyecto para el desagüe del Valle de Anáhuac.
La cantina funcionó hasta los primeros días de 2010, y fue visitada lo mismo por presidentes de la República que obreros y burócratas, escritores, fotógrafos, artistas y personajes trascendentes, como el caricaturista José Guadalupe Posada, el músico Agustín Lara, el muralista Diego Rivera, Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara.
Además, en la vitrina se pueden admirar alrededor de 40 piezas. De la época prehispánica sobresalen navajillas de obsidiana, raspadores y un fragmento de almena; entre los materiales coloniales se hallan platos y tazones de mayólica, ollas, jarras, oliveras y candeleros, loza vidriada, alisada y bruñida, y un hueso de animal esgrafiado, y del periodo moderno un par de frascos de vidrio, uno de ellos de Tequila Viuda de Romero.