Dallas, 2 Dic (Notimex).- El virus del chikungunya, que transmite el mosquito Aedes aegypti y de reciente aparición en las Américas, podría ser más peligroso de lo que se cree, luego que un nuevo estudio apunta una posible relación con la encefalitis.
El chikungunya provoca fiebre alta y dolores de cabeza, en articulaciones y músculos de tres a siete días después de ser infectado, y rara vez es mortal, pero el malestar en las articulaciones puede durar meses e incluso años en algunas personas.
Sin embargo, un estudio publicado esta semana en la revista especializada Neurology mostró que algunas personas con chikungunya desarrollan encefalitis, una infección cerebral que puede producir problemas de memoria, demencia e incluso la muerte.
El estudio fue realizado en el Hospital Universitario Central de Saint Pierre, en la isla Reunión, frente a Madagascar, en el Océano Índico.
El sitio fue escogido para la investigación por haber sido el centro de una epidemia de chikungunya que infectó a más de 300 mil personas.
Hubo una sequía inusual, así que la gente básicamente salió con un montón de contenedores para almacenar agua, que era escasa, explicó Patrick Gerardin, coordinador del estudio, y esa práctica creó lugares para la reproducción del mosquitos transmisor del virus.
La epidemia comenzó en 2005 y duró un año y medio. Gerardin y un equipo de 11 investigadores monitorearon una muestra de 300 pacientes durante tres años después del brote.
De los 300 pacientes, 57 en todos los rangos de edad desarrollaron enfermedad del sistema nervioso central, incluyendo 24 con encefalitis.
La tasa de letalidad de la encefalitis asociada con el chikungunya fue de 16.6 por ciento y la proporción de niños dados de alta con discapacidades persistentes fue de 30 a 45 por ciento.
El estudio concluyó que en el contexto de una epidemia, el chikungunya es una importante causa de enfermedades del sistema nervioso central, especialmente de encefalitis.
Varios años después de la epidemia en Reunión, el chikungunya se difundió en el Caribe a partir de 2013, de donde se ha expandido a México y Florida en 2014, y otras regiones del continente.
Actualmente no existe vacuna o tratamiento para el chikungunya, pero las personas que contraen el virus desarrollan inmunidad. Un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos realiza pruebas con una vacuna experimental.