Ambos funcionarios se reunieron este viernes en la residencia del embajador de Estados Unidos en Londres y durante unas seis horas intercambiaron opiniones, intentando aliviar las tensiones por el estatus de la república autónoma de Crimea, en el sureste de Ucrania.
Al concluir sus encuentro, el canciller ruso se dirigió a los medios de comunicación y afirmó que su reunión con su homólogo estadounidense fue constructiva, pero reconoció que no tienen una visión común de la crisis ucraniana. Sergei Lavrov dijo haber reiterado a John Kerry que Moscú respetará la voluntad de la población de Crimea, que el próximo domingo llevará a cabo un referéndum para decidir sobre la posible secesión de Ucrania y adhesión a Rusia.
El jefe de la diplomacia rusa insistió que su país no reconoce al gobierno interino que asumió el poder en Kiev tras destituir al expresidente ucraniano Viktor Yanukovich, de acuerdo con reportes de la cadena pública de noticias BBC de Londres.
Aclaró sin embargo que Rusia no tiene planes de invadir el sureste de Ucrania, aunque si expuso la profunda preocupación de Moscú por la falta de medidas que garanticen la seguridad y el orden en Ucrania o, bien, para impedir la actuación de grupos radicales.
Por separado, Kerry declaró a la prensa que expresó a Lavrov las preocupaciones de Estados Unidos por el envío de las tropas de Rusia a la frontera con Ucrania y a Crimea, movimiento autorizado por el Parlamento ruso para proteger a los rusos en esas regiones.
El secretario estadounidense confirmó que Washington no ha cambiado su posición sobre el referéndum que se celebrará en Crimea, calificándolo como ilegítimo y aseveró que no reconocerá su resultado.
Subrayó que su homólogo ruso le garantizó que el presidente Vladimir Putin no tomará ninguna decisión hasta después de que tenga lugar la consulta en Crimea, pero advirtió a Lavrov que habría consecuencias si Rusia sigue adelante con su planeada anexión del territorio.