Obama y Xi hablaron el domingo por la tarde, la primera conversación conocida desde que las fuerzas rusas ocuparon Crimea. Los funcionarios chinos, que con frecuencia se unen a Rusia contra Occidente, se han mostrado cautelosos hasta ahora en sus comentarios públicos.
La Casa Blanca dijo, sobre la conversación entre Obama y Xi, que ambos líderes “estuvieron de acuerdo la importancia de mantener los principios de soberanía e integridad territorial, ambos en el contexto de Ucrania y el funcionamiento más amplio del sistema internacional”. Afirmaron además su interés en encontrar una solución pacífica a la disputa.
La llamada de Obama a Xi fue parte de una gestión más amplia del presidente para aunar a los líderes mundiales en torno a la noción de que la incursión rusa en Crimea viola el derecho internacional. El Kremlin no ha dado indicios de replegarse y para el domingo está programado un referendo sobre la incorporación de Crimea a Rusia.
Antes de la votación, Obama recibirá el miércoles al primer ministro ucraniano Arseni Yatsenyuk en la Casa Blanca. Estados Unidos ha prometido al nuevo gobierno de Ucrania 1.000 millones de dólares en garantías crediticias, que complementarán un plan de ayuda de 15.000 millones de dólares de la Unión Europea. Los líderes europeos se unieron a Obama al condenar la incursión rusa en Crimea, donde el 60% de la población es de etnia rusa.
Al buscar el respaldo de China, Obama intenta capitalizar la política de Beijing de no interferencia. Los funcionarios estadounidenses dijeron que China podría contemplar la situación en Crimea con el prisma de sus propias minorías étnicas en las regiones fronterizas.
Rusia incursionó en Crimea después que el presidente ucraniano prorruso Viktor Yanukovich huyó de Kiev. Yanukovich encaró tres meses de protestas políticas tras desistir de los planes de aumentar las relaciones con Europa, a lo que se oponía Moscú.