Las encuestas muestran que las formaciones partidarias de la independencia tienen una ligera ventaja para hacerse con los 68 escaños que necesitan para la mayoría en un Parlamento de 135, pero la independencia de Cataluña estaría lejos de estar asegurada con esta victoria en las urnas.
El primer ministro, Mariano Rajoy, ha repetido con insistencia que la constitución española impide que las autonomías declaren su independencia. Analistas creen que un triunfo de los secesionistas podría llevar a negociaciones para dar más poderes fiscales a Cataluña el año proximo, reduciendo así el sentimiento independentista.
A continuación, un vistazo al proceso independentista y a lo que está en juego en las elecciones del domingo.
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PRESION PARA LA SECESION:
Los catalanes se enorgullecen de su lengua, cooficial junto con el español en la región de 7,5 millones de habitantes que limita con Francia. El uso del catalán fue reprimido con dureza durante la dictadura de Francisco Franco entre 1939 y 1975.
El auge del sentimiento independentista se remonta a junio de 2010, cuando el Tribunal Constitucional español anuló partes claves de una innovadora carta que había dado más autonomía a Cataluña reconociéndola como nación dentro de España.
La crisis financiera que asfixió al país y las consiguientes duras medidas de austeridad para intentar superarla generaron más apoyos a la secesión. Artur Mas, presidente del gobierno regional, o Generalitat, comenzó a presionar públicamente para la celebración de un referéndum de independencia al no conseguir un mejor pacto financiero para Cataluña en 2012 en Madrid.
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REFERENDUM RECHAZADO:
Con las encuestas mostrando con que los catalanes apoyaban de forma abrumadora el derecho a celebrar una consulta sobre la independencia, Mas anunció en 2014 un referéndum no vinculante para medir el sentimiento secesionista pero en su lugar se vio obligado a convocar una votación no oficial.
El Tribunal Constitucional del país respaldó la opinión del gobierno central de que el referéndum habría violado la Constitución española, que sostiene que solo este puede convocar consultas sobre la soberanía y que todos los españoles deben poder votar. La Carta Magna tampoco contempla la posibilidad de la secesión de una región.
Unos 2,3 millones de catalanes de los 5,4 millones con derecho a voto acudieron a las urnas en la consulta no vinculante del 10 de noviembre. El 80% se mostró a favor de la independencia de España.
Rajoy calificó el voto de fracaso y descartó mantener conversaciones para una consulta independentista legal.
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VOTACION COMPLICADA
En coordinación con grupos partidarios de la independencia, Mas decidió más tarde que una elección al parlamento regional serviría como sustituto de una votación sobre la independencia.
Las encuentras muestran que la carrera estaría igualada y que la coalición “Junts pel Sí” (“Juntos por el Sí”) formada por partidarios de la secesión, necesitaría el respaldo del partido radical más pequeño Candidatura de Unidad Popular (CUP) para tener mayoría en el Parlamento. De no lograrla, como reconocen los secesionistas, su causa se retrasaría años.
De acuerdo con las encuestas, los independentistas obtendrían menos de la mitad de los votos, lo que podría dañar la legitimidad de un posible “Sí”.
Los líderes de la CUP han dicho que no se unirán a la alianza independentista si los independentistas logran la mayoría con menos de la mitad de los votos emitidos. Y la formación quiere una declaración de independencia inmediata en el caso de que la población respalde mayoritariamente la causa, además de la salida de Mas por las medidas de austeridad impuestas por su gobierno.
Otra complicación: La ley electoral española da más peso a los votos emitidos en zonas menos pobladas. El sentimiento separatista es más intenso en regiones rurales que en zonas urbanas, incluyendo la capital regional, Barcelona, la segunda ciudad más grande de España.
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HOJA DE RUTA DE LA INDEPENDENCIA
Los partidarios del “Sí” esperan poder presentar en cuestión de días un plan de 18 meses para la secesión, que convertiría a Cataluña en un nuevo país para 2017. Pero por el momento no se han desvelado aspectos de la hoja de ruta independentista y no está claro como de detallada sería.
Por el momento, los líderes independentistas han dijo que una mayoría de legisladores partidarios de la secesión daría a Mas, o a quienquiera que presida la Generalitat, el poder para llamar al parlamento un “gobierno de transición”.
Este comenzaría a redactar leyes y una Constitución para Cataluña, mientras se negociaría la independencia con el gobierno central al tiempo que intentarían obtener apoyos internacionales.
Los secesionistas dejaron abierta la posibilidad de que los legisladores regionales puedan emitir una declaración unilateral de independencia.
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LA RESPUESTA DE MADRID
Rajoy y otras figuras de su gobierno han dejado claro que emplearán todos los recursos legales para evitar la independencia de Cataluña, que produce casi una quinta parte del total de la economía española.
Pero muchos analistas creen que la apuesta independentista se detendrá luego de que España celebre elecciones generales en diciembre y decida si Rajoy y su conservador Partido Popular repiten al frente del gobierno o no.
Quienquiera que gane, sostienen los expertos, es probable que el próximo ejecutivo inicie negociaciones para conceder más autonomía y poderes fiscales a Cataluña.
“Incluso aunque los partidos secesionistas puedan mantenerse unidos y sigan presionando por la independencia, las concesiones desde Madrid podrían ayudar a frenar el auge del movimiento”, dijo Antonio Barroso, asesor de la consultora de riesgos políticos Teneo Intelligence, con sede en Londres.
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Clendenning informó desde Madrid.