La creciente participación de ese tipo de combustibles en la matriz energética europea se dio en todos los tipos, destacando generación de electricidad, en el que las renovables suponen 23.5 por ciento de toda la energía consumida, un aumento de 9.2 puntos en nueve años.
Los datos fueron proporcionados por la oficina estadística comunitaria, Eurostat, difundidos en febrero pasado, que analizan la evolución de la llamada energía verde entre 2004 y 2012.
Dijo que en relación a la calefacción y refrigeración, 15.6 por ciento de los combustibles empleados en 2012 eran verdes, 5.7 puntos porcentuales más que en 2004.
En el sector de transportes, esos combustibles pasaron de una participación de 1.0 por ciento a 5.1 por ciento en nueve años.
Consideró que esa evolución se debe a una agresiva política de incentivos adoptada por Bruselas en el marco de su lucha contra el cambio climático, que incluye facilidades y ventajas fiscales para la producción de energía verde y para la compra de productos que la necesitan, y la instauración de cuotas para combustibles verdes.
De esa manera, la UE logró aumentar su capacidad de generación de electricidad y calor a partir de fuentes renovables y llevó a la industria del automóvil a invertir de forma masiva en nuevas tecnologías.
El resultado fue la disminución de los costes de producción tanto de energía verde, como de productos ecológicamente correctos.
Según Eurostat, el principal efecto se registró en el coste de los paneles fotovoltaicos, que cayeron 76 por ciento entre 2008 y 2012.
El equipamiento, que transforma luz solar en energía empleada para calentar el agua del baño o producir electricidad, puede ser fácilmente instalado en residencias privadas, lo que en muchos países de la UE da derecho a ventajas fiscales.
También el coste de las turbinas eólicas bajó 25 por ciento en los mismos cuatro años.
La principal fuente de energía renovable en la UE es la biomasa y la basura reciclada, que en 2010 respondió por 67.6 por ciento del total de combustibles verdes producidos en los 28 países y por 6.0 por ciento de toda la energía consumida.
La energía hidráulica viene en segunda posición, con 18.9 por ciento de toda la producción y 1.6 por ciento del consumo, por delante de las energía eólica y solar, que suponen 7.7 y 2.2 por ciento de la producción y 0.7 y 0.1 por ciento del consumo, de forma respectiva.
No obstante, las dos últimas son las que más rápidamente se expanden en la UE: la producción de energía eólica aumentó ocho veces entre 2000 y 2011, mientras que la solar se incrementó en 14 veces en el mismo periodo.
Esos avances en materia de uso y producción de renovables se reparten de manera muy desigual entre los 28 países europeos debido a sus diferencias en materia de superficie, clima y recursos naturales.
Mientras en Suecia las fuentes renovables representaban 51 por ciento del consumo total de energía en 2012, por encima de su meta de 49 por ciento para 2020, en Malta esa proporción no pasaba de 1.4 por ciento, muy lejos de los 10 por ciento que le exige Bruselas.