En su silla de ruedas, Daniel vive de cantar en frontera de Tijuana

Por Martha Alicia Reyes. Corresponsal

Tijuana, 3 Dic (Notimex).- Su discapacidad física no ha sido obstáculo para que Daniel Robles Barraza, con ingenio, salga adelante y se gane la vida trabajando como el artista que es tocando el teclado y cantando para deleitar a su público, a cambio de una modesta paga.

El escenario es la línea internacional de Tijuana, donde a los automovilistas que diariamente cruzan hacia Estados Unidos -ya sea a trabajar o bien a realizar algunas compras-, les resulta prácticamente imposible evitar sorprenderse con el ingenio de este hombre para allegarse el sustento diario.

Acoplado su cuerpo en una silla de ruedas, a la que adaptó un teclado y micrófono, Daniel emite sus notas musicales y canta, a la vez que prolonga su mano con un bastón al que adhirió el bote con el que recibe el pago de los automovilistas.

Quienes transitan por esta línea fronteriza se divierten y se ven sorprendidos por la forma en que los despiden en los últimos metros de territorio mexicano, antes de ingresar al vecino país del norte por Tijuana.

En entrevista con Notimex, Robles Barraza, comenta que tiene siete años trabajando en la línea Internacional de Tijuana y que cantar es un talento que le heredó por su padre y por el que interpreta canciones de artistas como Los Yonic´s y Los Bukis.

Enfundado en un pantalón negro, camisa blanca y chamarra roja, menciona el inicio de su trabajo con un teclado adquirido hace años y que adaptó a su silla de ruedas junto con el micrófono y un bastón que unió a un bote, para que los conductores puedan ponerle ahí su ayuda, sin necesidad de que se bajen del auto.

Daniel es originario de Ciudad Obregón, Sonora, con 30 años de vivir en Tijuana y trabaja de tres a cuatro días a la semana, con ingresos de 30 dólares al día. Aclara que no trabaja a diario porque se cansa mucho en el traslado de su casa al cruce fronterizo.

Señala que su jornada de trabajo inicia a las 11:00 horas y finaliza a las 16:00 horas; menciona con vehemencia que siempre está preparado con un paraguas -también adaptado a su silla de ruedas-, para que lo cubra tanto del sol como de la lluvia.

“Yo no conozco el significado de la palabra imposible”, acota.

Con una actitud siempre positiva frente a la vida quizá como consecuencia de su propia discapacidad, Daniel muestra en todo momento sus ganas de salir adelante, pues para él no existen límites.

Cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) indican que más de mil millones de personas sufren algún tipo de discapacidad (una de siete). El 80 por ciento de personas con discapacidad viven en países en desarrollo y más de cinco millones de discapacitados son niños.

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