El triunfo de la cinta de Lorenzo Vigas, que superó a cineastas del calibre de Tom Hooper, Charlie Kaufman, Marco Bellocchio y Aleksandr Sokurov, se suma a una serie de éxitos en competencias internacionales. “Pelo Malo”, de Mariana Rondón, ganó la Concha de Oro del Festival Internacional de Cine de San Sebastián del 2013; “Azul y no tan rosa”, de Miguel Ferrari, conquistó al Goya a la mejor cinta iberoamericana del 2014 y “La distancia más larga”, de Claudia Pinto, se adjudicó el premio a la mejor ópera prima en los recientes Premios Platino que reconocen al cine iberoamericano
Casi inexistente hasta no pocos años y a pesar de la agitación económica y social que padece Venezuela, la industria cinematográfica local ha crecido enormemente en los últimos años, lo que se ha visto reflejado no solo halagos internacionales sino también en las taquillas.
Siete de las 20 películas nacionales más taquilleras de la historia fueron estrenadas entre 2005 y 2014, algo inusitado en un país donde llegó a producirse un filme por año y la permanencia de las cintas nacionales en cartelera era generalmente efímera.
Entre el 2005 y lo que va del 2015 se han estrenado 171 películas, comparado con las 45 entre 1994 y 2004. La venta de boletos, por su parte, saltó de los 3,32 millones (1994-2004) a 17,35 millones (2005-2015).
“Es muy emocionante ser parte de este movimiento cinematográfico que está viviendo Venezuela a nivel internacional, donde ya se nos reconoce como cine de calidad, premiado en todos lados”, dijo a la AP la actriz Malena González, protagonista de “La distancia más larga”, que está también nominada al Goya 2015 a la mejor película iberoamericana.
“No es poca cosa. Nos hemos llevado los tres premios de cine Iberoamericano más importantes. Estamos felices y nos llena de orgullo que haya mucha gente trabajando duro para que eso no se quedé allí”, agregó González.
“Libertador”, de Alberto Arvelo, quedó el año pasado entre las nueve películas que dirimieron el Oscar a la mejor cinta extranjera.
“El ‘secreto’ del éxito de nuestro cine radica en la atención de los distintos ámbitos que componen la cinematografía: la formación, la creación, la producción, la promoción, la distribución”, afirmó a la AP Juan Carlos Lossada, presidente del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), probablemente la principal razón del auge del cine nacional.
También ha incidido el hecho de que “se ha enfocado la atención en el bienestar de la gente que hace cine” mediante un subsidio anual de programas de salud y sociales para cientos de trabajadores cinematográficos independientes, resaltó Lossada.
“Desde el CNAC hemos desarrollado sin parar, durante muchos años, diversos programas que han buscado no meramente producir más filmes, sino construir una cinematografía nacional”, agregó. “Hemos sostenido un programa de fomento a la producción cinematográfica que es ejemplar en el mundo ya que incluye lo mismo ficción que documental y animación, cortometrajes, medios y largometrajes, en todas y cada una de los eslabones o fases del cine, desde la escritura del guion, pasando por el desarrollo de proyectos, la producción, la postproducción y las ayudas automáticas a la distribución y la promoción”.
En los últimos 10 años el CNAC ha otorgado más de 700 becas, de las cuales aproximadamente la mitad han sido para estudiar carreras de pre o postgrados o especializaciones técnicas en el exterior, en países como México, Argentina, Cuba, Chile, Brasil, Francia, España y Estados Unidos.
Las coproducciones también han beneficiado el cine venezolano, como en el caso de “Desde allá” (Venezuela, México) en la que estuvieron involucrados los galardonados directores mexicanos Gabriel Ripstein y Guillermo Arriaga, quien igualmente colaboró en el guion.
“Hay que unirse, hacer películas con los mejores talentos”, aseveró Vigas. “Yo me traje al director de fotografía importante de Chile, Sergio Armstrong; algunos amigos productores mexicanos están en la película e hicimos esta película venezolana con esas ayudas latinoamericanas”.
La película de Vigas fue financiada en parte por el CNAC, un organismo gubernamental en el que no parece haber temas tabú y que se ha mantenido ajeno a las amargas divisiones políticas que agobian a los venezolanos.
Vigas destacó “la libertad creativa” promovida por el CNAC. Indicó que muchos de los filmes locales “tocan de manera cruda la conflictividad social y los problemas” que acosan a los venezolanos sin ser censurados ni hostigados, a diferencia de lo que ocurre en otros sectores donde las organizaciones públicas son muy poco tolerantes a la crítica.
“Afortunadamente en el CNAC todavía hay y ha habido una cierta independencia”, señaló Vigas, destacando que su película fue aprobada bastante rápidamente a pesar de que “el guion era muy fuerte”.
La conflictividad de Venezuela, sumida en una severa crisis económica caracterizada por una galopante inflación, escasez de alimentos y otros productos básicos, y una creciente delincuencia, entre otros problemas sociales, inevitablemente impregna el cine local y en muchos casos se convierte en un actor más.
“Desde allá” cuenta la historia de un hombre de clase media-alta de 50 años que busca jóvenes en paradas de autobús y les ofrece dinero para llevarlos a su casa, y que también acostumbra a espiar a un hombre de edad avanzada, al que está unido por el pasado.
Un día Armando recoge a Elder, el líder adolescente de una banda de delincuentes de un peligroso barrio de Caracas y de este encuentro nace una relación que los cambiará para siempre.
El CNAC también auspicia la difusión de cortometrajes venezolanos en espacios comerciales como salas de cine y lugares alternativos como plazas públicas y cines al aire libre, que sirve al desarrollo de nuevos cineastas.
“Esos espacios en que se presentan los cortos son importantes para la gente, para el público y los realizadores de cine, sobre todo los que comienzan. Afortunadamente tenemos una ley de cine moderna, con muchas cosas que no tienen muchos países”, dijo Mike Medina, coordinador general de Venezuela en Corto.
Pese a sus avances, la industria cinematográfica venezolana sigue luchando por reducir el dominio del cine internacional en el mercado local.
“Todavía el 70% o más de los filmes que se entrenan en Venezuela son películas extranjeras que provienen (casi en su totalidad) de un solo lugar del planeta (Estados Unidos)”, manifestó Lossada.