CHICAGO (AP) La enredadera característica en el Wrigley Field se ha secado por el invierno, y el río que corre cerca del céntrico hotel donde los fanáticos de los Cachorros se reúnen este fin de semana se encuentra congelado.
Pero en el ánimo de los seguidores de este equipo, el otoño no ha terminado. Todos los que acudieron a la convención anual lo hicieron con el deseo de prolongar la fiesta que comenzó en noviembre, cuando Chicago derrotó a Cleveland en el séptimo juego y acabó con una sequía de 108 años sin ganar la Serie Mundial.
No es una sorpresa que dos de los temas principales en las conversaciones hayan sido los mismos que se plantearon durante el desfile celebratorio por el título.
¿En qué pensaba el manager Joe Maddon cuando retiró tan pronto al abridor Kyle Hendricks en el séptimo duelo, lo que desencadenó una serie de movimientos en el bullpen que casi le costaron la serie a Chicago? ¿Cómo fue que el toletero Kyle Schwarber, quien supuestamente no volvería a jugar en el año tras una cirugía reconstructiva de rodilla, regresó a tiempo para ayudar en la postemporada?
Maddon respondió a la primera pregunta con una sencilla frase.
“No había un octavo juego”, dijo. “No puedes jugar un encuentro así como si estuvieras en junio o julio”.
En cuanto al misterio de Schwarber, quien se lesionó en el tercer encuentro de la campaña regular, éste continuará.
“Nadie parece creernos, pero jamás conversamos acerca de la posibilidad de que volviera”, aseguró el gerente general Jed Hoyer. “Pero lo que hizo fue legendario”.
Hoyer no exageró sobre el retorno sorpresivo. Los Cachorros no tenían planes que incluyeran a Schwarber sino hasta que salió del consultorio de su cirujano, en la antesala de los playoffs, y llamó a Theo Epstein, presidente de operaciones deportivas, para decirle que tenía permiso para probar su rodilla en un juego.
Epstein, el principal arquitecto del triunfo de los Cachorros, estaba emocionado, salvo por un asunto. Laura Ricketts, hermana del dueño mayoritario Tom Ricketts, le había preguntado varias veces si Shwarber volvería. El ejecutivo respondió una y otra vez que no había posibilidad alguna.
“Así que cuando Kyle me llamó y me dijo ‘estoy listo’, yo le dije ‘¡no puedes!, yo le dije ya a Laura que no lo harías”’.
Los Cachorros están por visitar la Casa Blanca, donde el presidente Barack Obama los felicitará por su triunfo. Aunque el encuentro parece organizado de manera apresurada, en vista de que Obama cederá el cargo el 20 de enero, los Cachorros explicaron que el mandatario hizo la invitación inmediatamente después de que Chicago se coronó, mediante una llamada telefónica.
“Tuvimos una gran conversación”, relató Maddon. “Definitivamente él quería que nosotros lo visitáramos antes de que él dejara de ser presidente”.
El piloto reconoció que difícilmente Obama le dará consejos sobre la forma en que los Cachorros pueden seguir mejorando.
“Él es seguidor de los Medias Blancas”, recordó. “Pero la señora Obama (quien creció en Chicago), es fanática de toda la vida, lo mismo que buena parte de los colaboradores del presidente”.