¿Escándalos de ataques informáticos? Esperan que se disipen. ¿El conflicto en Ucrania? Un problema artificial inventado por Barack Obama, aseguran.
Magnates rusos e inversores estadounidenses esperan por igual que el gobierno de Trump retire sanciones punitivas, libere el acceso al capital y fomente las iniciativas empresariales de Estados Unidos en el vasto mercado ruso, independientemente de las medidas del presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Todo esto podría ser hacerse ilusiones. Las relaciones bilaterales están en un mínimo desde el final de la Guerra Fría y el Kremlin es cauto ante un impredecible presidente de Estados Unidos, entre otras cosas por las acusaciones de ciberataques rusos durante la campaña electoral estadounidense.
Pero en el mundo de los negocios hay una sensación de que nada puede ir a peor y que el alivio podría estar a la vuelta de la esquina.
“Trump me inspira. Es un emprendedor” que pone los beneficios económicos primero y ante todo, dijo Alexei Kuzyaev, un magnate ruso del petróleo que ahora lidera ER Telecom, una importante proveedora de conexión a internet.
Los empresarios rusos cortejaron esta semana a inversores de capital riesgo y defendieron sus competencias en programación e ingeniería en el Foro Económico Mundial, con un entusiasmo que no se ha visto en Davos durante años. Estaba previsto que el vice primer ministro Igor Shuvalov presentara el jueves en Davos la estrategia económica internacional rusa.
Aunque las sanciones estadounidenses van dirigidas contra un grupo relativamente pequeño de personas y empresas estatales y no impiden a los estadounidenses hacer negocios en Rusia, complican el acceso de los rusos a financiamiento internacional y avivan la incertidumbre sobre las inversiones a largo plazo.
“Estados Unidos supone una pequeña cantidad del comercio ruso y no afecta a mi negocio de forma directa. Pero (las sanciones) tienen un efecto en nuestros mercados de capital”, comentó Dmitry Kostygin, presidente de la minorista por internet Ulmart.
Craig Smith, estadounidense y cuyo grupo Europa Property opera en Rusia y en toda la Europa del Este, dijo en Davos que espera que el mayor cambio se produzca en el clima empresarial, tras años de tensiones por la anexión rusa de Crimea y el apoyo de Moscú a los separatistas en Ucrania.
El asesor de Trump Anthony Scarlamucci está en Davos y según medios se reunió con ejecutivos rusos. Y Carter Page, uno de los asesores de Trump en política exterior durante su campaña, se reunió el mes pasado en Moscú con empresarios influyentes.
Trump ha elogiado abiertamente a Putin, pero no ha adelantado una política clara sobre Rusia. Insinuó que podría levantar las sanciones si Moscú trabaja con Washington para combatir el terrorismo, pero el Congreso podría resistirse.
Washington y la Unión Europea alegan que sus sanciones que castigan principalmente a personas asociadas a Putin, separatistas del este de Ucrania y empresas estatales no pueden levantarse si no hay avances sobre el acuerdo de paz para Ucrania alcanzado en 2015.
Levantar las sanciones no resolvería los problemas económicos más arraigados en Rusia, como una gran dependencia de los precios del crudo, cuyo descenso ha reducido de forma considerable las reservas rusas de efectivo. Parte de la retirada occidental en Rusia no se debe a la geopolítica, sino a su economía poco diversificada y la falta de reformes.
Y no todos los empresarios rusos están deseando que las sanciones desaparezcan. Kostygin señaló que las “sanciones nos movilizaron” y presionaron a Rusia a producir más productos propios.
Sin embargo, él también celebró la llegada de Trump y dijo esperar que eso implique que el mundo deja de “demonizar” a Rusia.
Kuzyaev, que dijo haberse reunido en varias ocasiones con Rex Tillerson cuando representaba a ExxonMobil en Rusia, lo describió como un duro negociador y valoró de forma positiva su nominación como secretario de Estado de Estados Unidos por su capacidad de “alcanzar un trato justo”.
___
James Ellingworth, en Moscú, contribuyó a este despacho.