Emmanuel Macron, quien fuera el candidato centralista en las pasadas elecciones rumbo a la presidencia de Francia, hoy ha tomado posesión de la misma.
Macron, de 39 años, llega en el lugar de su mentor, el socialista François Hollande, de quien fue asesor en el Palacio del Elíseo y después ministro de Economía.
Su mensaje fue práctico y claro: Francia necesita recobrar la confianza para volver a hacerse oír en el mundo.
“Los franceses han elegido la esperanza y el espíritu de conquista”, dijo Macron en sus primeras palabras como presidente francés. “El mundo y Europa necesitan hoy más que nunca de una Francia fuerte y segura de su destino, de una Francia que lleve en alto la voz de la solidaridad, que sepa inventar el futuro”. dijo el nuevo mandatario francés.
Macron regresó a unos salones del Elíseo que pisó en su juventud como miembro del equipo presidencial para asumir la jefatura del Estado.
Emmanuel Macron, alumno avanzado de un sistema que se ha propuesto transformar, llega con un mensaje de optimismo y cambio para Francia y Europa.
El traspaso de poderes, o ceremonia de instalación, es el símbolo de la continuidad del Estado, fundamento y expresión de la nación francesa.
Una representación de entronización republicana: en vez de la corona el presidente recibe el collar de Gran Maestro de la Orden nacional de la Legión de Honor. El elegido entra en el palacio como ciudadano y sale como rey.
Macron se comprometió a “devolver los franceses esa confianza en sí mismos debilitada desde hace demasiado tiempo”.
Tras pasar revista a las tropas y escuchar la Marsellesa y los 21 cañonazos con ecos de los 101 que se disparaban en el Antiguo Régimen cuando se entronizaba a un rey, a mediodía el presidente Macron se dirigió al Arco del Triunfo, en el otro extremo de los Campos Elíseos. Allí depositó una corona de flores ante la tumba al soldado desconocido, guardó un minuto de silencio y reavivó la llama. Por la tarde visitará el Ayuntamiento de París.