Chris Christie, considerado como candidato a la vicepresidencia republicana por la campaña de Mitt Romney, se enfrenta contra la demócrata Barbara Buono, aunque con una preferencia de voto mayor al 60 por ciento de acuerdo con las últimas encuestas publicadas por la Universidad de Quinnipac.
Con sobrepeso y con una imagen de político pragmático y agresivo, Christie no sólo compite por la gubernatura de su estado, sino que su triunfo potencial le servirá como plataforma desde donde se erige como el político republicano con mayores posibilidades de convertirse en candidato presidencial.
Christie se descartó a sí mismo como candidato presidencial en 2012, pero para las elecciones de 2016 parece la opción más viable de los republicanos, debido a los altos niveles de aprobación de que goza en su estado y en todo el país. En buena medida, su estrella se consolidó tras el huracán Sandy, luego de que encabezara las labores de rescate en su estado y de que aceptara la ayuda federal ofrecida por el presidente Barack Obama.
Para algunos de sus críticos, sin embargo, la fortaleza del actual gobernador de Nueva Jersey está basada en la imagen que proyecta, y no necesariamente en sus logros o en que sea percibido como un político que representa los principios conservadores republicanos. Nueva Jersey tiene una pobreza mayor al de la media nacional, de 24.7 por ciento de la población, y la calificación de su deuda fue degradada durante el actual gobierno debido al inadecuado manejo de las finanzas estatales.
Pese a los resultados, el triunfo de Chris Christie, cuya campaña transmitió 16 anuncios de televisión contra dos de su rival demócrata, parece irreversible. Los demócratas, mientras tanto, esperan sólo no sufrir un retroceso mayúsculo en su influencia en el congreso local.