La Casa Blanca admitió esta semana que analiza las consecuencias que acarrearía levantar la prohibición a exportaciones de petróleo crudo establecidas en la Ley de Conservación y Política Energética de 1975.
John Podesta, uno de los principales asesores del presidente Barack Obama, dijo que la posibilidad de abrir las exportaciones de crudo es “un tema que es considerado” en la investigación interinstitucional de la actual administración.
Se está “tomando una mirada activa” en el auge de la producción de petróleo de los últimos años en lugares como la formación Eagle Ford de Texas y las tensiones que esto impone en la capacidad, indicó Podesta al hablar en un evento en la Universidad de Columbia.
La Administración de Información de Energía (EIA), brazo estadístico del Departamento de Energía, informó el viernes que la producción de petróleo en abril pasado fue de 8.3 millones de barriles por día, el promedio mensual más alto registrado desde 1988.
La agencia pronostica que la producción de crudo de Estados Unidos, sobrepasará en 2015 a la de Rusia y a la de Arabia Saudita, el principal productor mundial y estará cerca de alcanzar la autosuficiencia energética en las próximas dos décadas.
El sorprendente aumento en la producción está siendo posible gracias a revolucionarias técnicas de perforación horizontal y de fracturación, que han comenzado a dar acceso a los vastos océanos de petróleo debajo del subsuelo, principalmente en el sur y suroeste de Texas y en Dakota del Norte.
Sin embargo, el incremento en la extracción de crudo amenaza con rebasar la capacidad de refinación instalada, de forma que las 149 refinerías actualmente en operación no podrán absorber más el crecimiento en la producción.
Para muchos, la solución es que en vez de tener en un futuro cercano un exceso de oferta de petróleo, el abrir las exportaciones de crudo permitiría a Estados Unidos aprovechar al máximo los abundantes recursos energéticos del país y crear empleos.
Estados Unidos prohibió las exportaciones de petróleo crudo, para protegerse de los efectos de la escasez tras sufrir el embargo petrolero de 1973 decretado en su contra por varios países árabes.
El Congreso aprobó entonces una serie de medidas de conservación, incluidas las normas de combustible para automóviles y camiones, así como las restricciones a las exportaciones.
La idea era mantener la mayor cantidad de crudo en el país, limitar la dependencia de Estados Unidos a las importaciones y a la volatilidad de los mercados globales.
La situación, 39 años después del embargo, es muy distinta de acuerdo con las senadoras Mary Landrieu (demócrata) de Louisiana y Lisa Murkowski (republicana) de Alaska, entidades altamente productoras de petróleo.
Landrieu, quien encabeza el comité del Senado en Energía y Recursos Naturales y Murkowski, quien forma parte del mismo, lideran esfuerzos para lograr que se levante la prohibición a exportaciones de petróleo crudo.
Ambas solicitaron el mes pasado a la EIA, realizar un análisis “dinámico y permanente” de las cuestiones relacionadas con el levantamiento de la prohibición de las exportaciones de petróleo crudo, en una carta al administrador Adam Sieminski.
“Como ustedes saben, la posibilidad de levantar la prohibición parcial o totalmente, se ha convertido en un tema de preocupación crítica aquí en el Congreso”, indicaron.
Sin embargo, hay quienes se oponen, como el senador demócrata Robert Menéndez, quien sostiene que la prohibición de exportación se puso en marcha para proteger a los consumidores del país de la volatilidad y los picos de precios ya que teme que el permitirlas los precios de la gasolina se incrementen en perjuicio de los consumidores.
Ambientalistas se oponen a que se reabran las exportaciones porque esto causaría un aumento en la producción de combustibles fósiles.