Por Heriberto Araújo. Corresponsal
Río de Janeiro, 20 Ene (Notimex).- La muerte de Teori Zavascki, juez del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, encargado de la Operación Lava Jato generó interrogantes sobre el futuro de las investigaciones por corrupción que amenazan a decenas de políticos de primer nivel.
El fallecimiento la víspera de Zavascki, uno de los 11 jueces del Supremo y figura clave en el caso Petrobras, provocará como mínimo un retraso en las investigaciones que desde 2014 han puesto en jaque a una élite política cuyos lazos corruptos quedaron expuestos.
Su muerte, al caer la avioneta en la que viajaba junto a un amigo empresario del ramo hotelero y a dos mujeres, abre numerosos interrogantes, en particular quién sustituirá a Zavascki considerado un magistrado imparcial, incorruptible y discreto- para hacerse cargo del proceso judicial más sensible de los últimos años en Brasil.
Su sustituto en el Supremo deberá ser nombrado en las próximas semanas por el presidente Michel Temer y refrendado por el Senado, una elección objeto de gran escrutinio público, por ser el propio jefe del Estado uno de los sospechosos de haber participado en la trama corrupta.
El nombre de Temer, así como el del ministro de Exteriores, José Serra, o del propio expresidente Luiz Inácio Lula da Silva figuran en las delaciones de los 77 ejecutivos de la constructora Odebrecht a la policía.
Zavascki se encontraba precisamente en el proceso de validación jurídica de esas delaciones cuyo contenido tienen una gran potencial desestabilizador en la élite política del país-, y había expresado la voluntad de que ese trabajo fuera terminado en febrero.
Asesores del presidente brasileño le recomendaron que nombre con celeridad a un nuevo candidato al STF, entre los que figurarían el polémico ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, un estrecho aliado de Temer con un perfil conservador.
Con todo, será probablemente la presidenta del STF, la juez Carmen Lucia, quien determine si el caso Petrobras queda en manos del nuevo juez o, si de lo contrario, se realiza un sorteo entre los miembros de la corte para atribuirlo de la forma más neutral posible.
Si bien enterrar la Lava Jato es considerado como improbable, por el clamor popular a favor de las investigaciones y la notoriedad del juez de primera instancia que dirige el caso (Sergio Moro), ahora algunos analistas advertían de la posibilidad de que el proceso judicial sea retrasado.
Ello porque eventuales delitos cometidos por figuras políticas podrían prescribir y, de esta forma, algunos participantes de la mayor trama de corrupción reciente en Brasil podrían quedar impunes.