Anthopoulos había atestiguado cómo el promedio del toletero cayó casi 50 puntos en 2014, aun cuando incrementó su total de cuadrangulares.
Resulta que Anthopoulos no tuvo nada de qué preocuparse. En una campaña que seguro atraerá la atención de los votantes al Jugador Más Valioso de la Liga Americana, Donaldson aportó a los Azulejos poder abundante y una amplia habilidad para embasarse.
“Sabíamos que tenía poder”, dijo Anthopoulos el martes, mientras los Azulejos, campeones de la División Este de la Liga Americana, se alistaban con un trabajo ligero para el primer partido de la serie divisional contra Texas.
“Tenía más curiosidad sobre si él podría volver a subir el promedio y no caer en la tentación de venir al Rogers Centre y tratar de pegar cuadrangulares. Eso fue lo grandioso de su año, consiguió elevar otra vez su promedio, fue un bateador completo y sigue sin perder nada en el departamento de poder”, agregó Anthopoulos.
Los 41 jonrones de Donaldson fueron la mayor cantidad del equipo y también la cifra más alta en su carrera. Fácilmente superó su mejor registro previo de 29, impuesto cuando jugó la mitad de sus partidos en el espacioso parque de Oakland. También bateó pata .297, siendo el líder entre los jugadores regulares de Toronto.
Donaldson lideró la Liga Americana con 123 impulsadas, anotó 122 carreras, la mayor cantidad de las mayores, y también conectó 41 dobletes.
“Si miras la temporada que tuvo, tiene posibilidades de ganar el premio al Jugador Más Valioso”, comentó el agradecido manager, John Gibbons.
Donaldson, quien recibió permiso de Gibbons para ausentarse del trabajo del martes, comenzó la temporada bateando como sexto en el orden para Toronto, pero ascendió al segundo turno después de sólo ocho juegos. Se fue de 5-4 con tres impulsadas en su primera noche en ese puesto, cimentando así su lugar entre los tres primeros en el poco convencional orden al bate de los Azulejos, con José bautista y Edwin Encarnación detrás de él.
“Tu segundo bateador suele ser alguien que puede tocar, controlar el bate, mover a los corredores y hacer todas las cosas pequeñas”, señaló el coach de bateo, Brook Jacoby. “El juego está en una especie de cambio y evolución. Los muchachos a los que pones a batear primero van a conectar más, tendrán más oportunidad de hacer más cosas”.
Donaldson, Bautista y Encarnación se combinaron para 120 cuadrangulares, la mayor cantidad para un trío en la historia de Toronto. Sus poderosos toletes impulsaron un ataque que lideró el béisbol profesional con 891 carreras, 852 impulsadas y 570 bases por bolas.