Pero ahora que Volkswagen reconoció que manipuló las emisiones de sus autos que funcionan con diésel en pruebas con reguladores estadounidenses, Rand trata desesperadamente de vender su coche, un modelo totalmente equipado y asientos de cuero blanco, por 10.000 dólares menos de lo que pagó. Pero la única persona que se ha acercado es un hombre que le ofreció 7.500 dólares, bajo la conjetura de que podría revenderlo en México.
“Volkswagen era una marca en la que se podía confiar, con productos de vanguardia y calidad y todas esas cosas, y ahora nos enteramos que todo fue simple y llanamente una mentira”, dijo Rand, que planea unirse a una demanda colectiva contra la empresa alemana. “Eso es probablemente lo más malo que puede hacer una empresa, mentirte en la cara cuando vas a comprar un auto de 35.000 dólares”.
La ira de Rand contra la automotriz de más ventas en el mundo es la misma que se ha visto esta semana en sus concesionarios, los mayoristas de automóviles y los propietarios de este modelo en Estados Unidos.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) reveló el viernes pasado que un software escondido en los modelos 2009 a 2015 con motores diésel de 2,0 litros hace que contaminen mucho menos durante las pruebas de emisiones que en condiciones reales de manejo.
El miércoles, el director general de Volkswagen, Martin Winterkorn, renunció y asumió la responsabilidad por las “irregularidades” encontradas por los inspectores estadounidenses, un escándalo que borró miles de millones de dólares en el valor de mercado de la empresa y que planteó la posibilidad de investigaciones penales y miles de millones de dólares más en multas.
Las revelaciones dejaron a los distribuidores con cientos de coches diésel que ya no pueden vender. También recibieron una avalancha de llamadas, correos electrónicos y tuits de propietarios furiosos, que se sintieron traicionados porque creyeron que habían comprado un coche que era capaz de contaminar menos sin sacrificar un buen rendimiento que se supone que tiene un motor diésel.
“Creo que deberían quemarles los pies al fuego. Disculparse no significa nada cuando algo es tan premeditado”, dijo Joe DeCarolis, dueño de un Jetta TDI Sport Wagon 2012, un coche que compró después de hacer una comparación cuidadosa de emisiones y rendimiento de combustible.
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Krisher reportó desde Detroit. El periodista de The Associated Press Jason Keyser en Chicago contribuyó para este despacho.