En una ceremonia celebrada en el Palacio de Planalto, sede de la presidencia brasileña, Dilma Rousseff dijo que en los últimos 12 años de Gobierno del PT ganó más quien tenía menos. Brasil superó un pasado en el que los gobernantes no tenían interés en invertir en saneamiento. Creían que era una obra que no daba votos, dijo la presidenta, en su cuenta de la red social Twitter.
Cuando faltan menos de cinco meses para las elecciones presidenciales del 5 de octubre, Rousseff anunció que autorizó inversiones estatales por valor de dos mil 800 millones de reales (mil 250 millones de dólares) para crear redes de suministro y tratamiento de agua y residuos en 635 municipios del país.
Aseguró que, a diferencia de las otras administraciones, desde el primer gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2006) y hasta la fecha se han desembolsado más de 16 mil 500 millones de dólares en gasto público para municipios.
El anuncio de la presidenta, que ya prometió la semana pasada un aumento del 10 por ciento de la cantidad que el Estado brasileño concede como pensión mínima a las familias más pobres (Bolsa Familia), se produce en momentos en que su popularidad cayó.
Un sondeo publicado la semana pasada señaló que el apoyo popular a Dilma Rousseff es del 37 por ciento, 6.7 puntos menos que en febrero, cuando la presidenta obtuvo el 43.7 por ciento del respaldo preelectoral.
La caída de la popularidad de Rousseff, que los analistas atribuyen a la desaceleración económica, la mala gestión de la Copa del Mundo y los escándalos en la petrolera estatal Petrobras, beneficia a los principales candidatos de la oposición. Aécio Neves, precandidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), obtiene el 21.6 por ciento del apoyo, en alza respecto al 17 por ciento de febrero, según la encuesta.