Ecuador será desde el domingo el primero de tres países sudamericanos que visitará el papa Francisco, a más de Bolivia y Paraguay, aunque en suelo ecuatoriano se vive un ambiente crispado de protestas en contra las políticas económicas y laborales del presidente Rafael Correa, mientras la iglesia pide unidad y tolerancia.
Francisco tiene previsto oficiar dos misas campales, la primera el lunes en un gigantesco parque del norte de Guayaquil, donde se espera que lleguen alrededor de 1,2 millones de personas, la segunda el martes en esta capital, donde se prevé un número similar de fieles.
El presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, monseñor Fausto Trávez, en declaraciones a la AP, manifestó que “estamos viviendo una situación especial en la política del país, nuestra preocupación es qué pasará, hemos pedido una y otra vez la calma, la tranquilidad, que depongamos todos las actitudes de unos en contra de otros”.
Exhortó a los ecuatorianos a no generar “agresión de ningún tipo: físico, sicológico o de palabra, que se olviden para siempre quizá” porque el papa de “lo único que no va a hablar, es de política“, advirtió.
Las protestas se desencadenaron el 8 de junio luego de que Correa enviara a la Asamblea dos leyes imponiendo impuestos hasta del 75% a la herencia y la plusvalía. Esos proyectos fueron archivados temporalmente, pero las protestas continuaron y llegaron a ser multitudinarias.
Los manifestantes no solo están en contra de las políticas del gobierno, sino del estilo confrontador el mandatario, del que pedían que deje el poder con el grito “fuera Correa fuera” que se ha convertido en una consigna de batalla.
Para la visita del papa, miles de católicos se han desplazado desde las provincias e incluso desde Colombia y Perú, por lo cual el tráfico vehicular, de por sí caótico, se ha entorpecido aún más, mientras miles de visitantes deambulan por las calles.
“Estamos dando acogida a miles de jóvenes que llegan con profunda devoción para ver al papa, para quienes hemos preparado comida e hidratación, a más de servicios básicos. Ahora en nuestra ciudad no hay como moverse muy fácilmente, porque hay miles y miles de fieles que ya están entre nosotros”, señaló Trávez.