El exmandatario (1932-2014), que padecía desde hace años Alzheimer, murió el domingo en la clínica Centro de Madrid, afectado por una complicación respiratoria que no superó, y será enterrado este martes en la catedral de Ávila, unos 81 kilómetros al norte de esta capital.
Los restos fueron llevados este lunes al Congreso de los Diputados, donde fueron recibidos por los representantes de las altas instituciones del Estado y los expresidentes Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero.
Los reyes Juan Carlos y Sofía, y la infanta Elena, llegaron más tarde al recinto parlamentario, con el presidente Mariano Rajoy y ministros de su gobierno, y encabezaron los primeros minutos de velatorio en el Salón de los Pasos perdidos en compañía de los familiares de Suárez.
En ese breve acto, el rey impuso a título póstumo el collar de la Real Orden de Carlos III, la más alta condecoración civil que entrega España, y dio su pésame a los familiares del político que gobernó entre 1976 y 1981.
En este acto también estuvieron los presidentes del Congreso, Jesús Posada; del Senado, Pío García Escudero; del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos; y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes.
A su salida del Congreso, y a pregunta de los periodistas sobre qué sentía por la muerte de Suárez, el monarca se limitó a responder: es una gran pena.
Los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia asistieron más tarde, y el heredero de la corona expuso que a Suárez hay que agradecerle todo.
A partir de mediodía, la capilla ardiente abrió al público, y los restos mortales estarán por 24 horas en el recinto parlamentario antes de ser llevados a Ávila.
Miles de ciudadanos se acercaron al Congreso, y desde temprano se formaron largas filas que a lo largo del día crecieron hasta cinco kilómetros en las calles aledañas a la sede parlamentaria, con esperas de entre tres y cuatro horas para entrar.
Para la noche del lunes, se estima que más de 12 mil personas habían ingresado para pasar delante del féretro de Suárez a mostrar sus respetos.
Los restos del político son custodiados por militares, y presididos por un crucifijo, la bandera de España, y las coronas de flores de los reyes de España, del gobierno y de las altas instituciones del Estado, y al frente las condecoraciones que le impuso el rey.
En tanto, el gobierno español cambió este lunes la denominación del aeropuerto de esta capital, que pasará a denominarse Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, según una orden aprobada por el Ministerio de Fomento en honor al ex mandatario.
El próximo lunes en la catedral de la Almudena de Madrid se celebrará un funeral de Estado por el exmandatario, que oficiará el cardenal Antonio María Rouco Varela, y a la que asistirán los principales representantes de las instituciones del Estado y la clase política.