La jueza Rosemary Collyer dijo que el caso genera cuestionamientos constitucionales serios que no son fáciles de responder, pero que “sobre la base de los hechos y el precedente en este circuito” el tribunal accede al pedido del gobierno federal.
La demanda fue presentada contra el entonces secretario de Defensa, Leon Panetta, el entonces director de la CIA, David Petraeus, y dos jefes de las fuerzas especiales.
Permitir una demanda contra funcionarios individuales, “bajo las circunstancias en este caso inmiscuiría inadmisiblemente al tribunal ‘en el corazón de la planificación y deliberaciones militares y del ejecutivo”’, dijo Collyer. Añadió que la demanda requeriría que el tribunal examinase políticas de seguridad nacional y la cadena de mando de las fuerzas armadas, además de decisiones operativas de combate relacionadas con la designación de blancos y cómo contrarrestar mejor las amenazas a Estados Unidos.
En los alegatos orales el mes pasado, la jueza cuestionó reiteradamente la posición del gobierno, preguntando repetidas veces: “¿Dónde está el proceso debido en este caso?” para los ciudadanos estadounidenses fallecidos en los ataques con los aviones teledirigidos. Cuando un abogado del gobierno dijo que había controles, como revisiones de los hechos por parte de la rama ejecutiva, Collyer dijo: “No, no, no, no” y afirmó que “el ejecutivo no es un control efectivo del ejecutivo” cuando se trata de proteger derechos constitucionales.
Pero en el fallo del viernes quedó claro que los argumentos del gobierno tuvieron un fuerte impacto sobre la jueza, que fue nombrada al cargo por el presidente George W. Bush.
El gobierno argumentó que el asunto corresponde al Congreso y la rama ejecutiva, no a los jueces, y que los tribunales han reconocido que la defensa de la nación debe dejarse en manos de esas ramas.
Los estadounidenses Anwar al-Awlaki y Samir Khan, clérigo y propagandista de al-Qaida, respectivamente, murieron en un ataque por un drone en septiembre del 2011. El hijo de 16 años de al-Awlaki, Abdulrahman, murió de forma similar el mes siguiente.
La demanda fue presentada por Nasser al-Awlaki, padre de Anwar, y Sarah Khan, madre de Samir.
Al-Awlaki fue vinculado con la planificación y ejecución de varios ataques contra intereses estadounidenses y occidentales, incluyendo un intento en la Navidad del 2009 contra un avión de pasajeros en ruta a Detroit.