Ruiz, del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, señaló que para que sea un enjambre no puede haber un evento de magnitud importante, sino que todos son de la misma magnitud. Y en este caso hubo un evento grande, que fue de 6.7 grados Richter.
Indicó que el sismo de esta víspera, de 6.1 grados Richter, también sería una réplica porque es de magnitud menor que el evento principal de 6.7 grados Richter que se percibió en el norte chileno el pasado 16 de marzo.
En los últimos siete días se han registrado más de 300 sismos con epicentro en las regiones de Arica y Parinacota y de Tarapacá, distantes dos mil y mil 840 kilómetros al norte de Santiago, en forma respectiva.
Los expertos prevén que la zona norte de Chile se vea afectada en cualquier momento por un sismo superior a los 8.0 grados Richter ya que existe una laguna sísmica producto que el último gran terremoto fue en 1877.
Ruiz puntualizó, sin embargo, que el comportamiento sísmico en el norte de Chile no es el habitual ya que tras un movimiento telúrico principal las réplicas suelen disminuir rápidamente y sólo duran un par de días.
Lo normal es que después de que ocurre un sismo grande, como el de 6.7 Richter, las réplicas comiencen a ser de menor magnitud y a disminuir en el tiempo. En este caso, aunque han disminuido, aún se mantienen, hay una mayor cantidad de réplicas que lo usual, dijo.
Además, varias réplicas han sido de 6.0 grados Richter, por lo que no es algo que uno podría decir que es habitual para estos casos.
Recalcó que el comportamiento de las réplicas se escapa un poquito de la tendencia, razón por la cual los sismólogos se mantienen pendientes y monitoreando la situación que ocurre en el extremo norte de Chile.
Apuntó que el hecho que se mantenga temblando por varios días no quiere decir que se va a gatillar un evento mayor como un terremoto superior a los 8.0 grados Richter, aunque reconoció que la probabilidad que pueda ocurrir un evento de ese tipo es alta.