SHARM EL-SHEIKH, Egipto (AP) Un avión de una aerolínea rusa se estrelló el sábado en una remota zona montañosa en la península del Sinaí, en Egipto, 23 minutos después de despegar de una ciudad turística en el mar Rojo. Murieron las 224 personas que iban a bordo, incluidos 25 menores.
Las causas de la tragedia continuaban sin conocerse, aunque dos importantes aerolíneas europeas anunciaron que suspendían de inmediato sus vuelos en la zona por razones de seguridad después de que una célula rebelde afiliada al grupo extremista Estado Islámico afirmó que había “derribado” la aeronave.
El ministro de Transporte de Rusia, Maxim Sokolov, descartó esa afirmación y señaló que no era creíble.
La mayoría de los ocupantes del avión Airbus-A321-200, operado por la aerolínea Metrojet con sede en Moscú eran rusos. Ucrania dijo que entre el pasaje había cuatro nacionales. Autoridades rusas no proporcionaron detalles específicos sobre los 217 pasajeros, pero señaló que 25 eran niños. Los siete fallecidos restantes eran miembros de la tripulación.
El Ministerio de Aviación Civil dijo en un comunicado que los restos del aparato fueron encontrados en la zona de Hasana, a unos 70 kilómetros (44 millas) al sur de la ciudad de el-Arish, en el norte de la península del Sinaí, donde fuerzas de seguridad egipcias llevan años luchando contra radicales islamistas que hace pocos meses juraron lealtad al grupo Estado Islámico.
El ministerio dijo que el avión despegó de la ciudad balneario de Sharm el-Sheij poco antes de las seis de la mañana con destino a San Petersburgo, en Rusia, y desapareció de las pantallas de los radares 23 minutos después.
El primer ministro egipcio, Sherif Ismail, que recorrió el lugar donde cayó la aeronave, anunció en conferencia de prensa en El Cairo la recuperación de 129 cadáveres.
Fotografías tomadas en el lugar del siniestro difundidas por la oficina del primer ministro mostraban la cola azul de la aeronave severamente dañada, con el logotipo de Metrojet todavía visible. Al fondo se veían cúmulos de restos que aun ardían dispersos sobre el árido terreno.
En una de las imágenes se ve a un miembro del equipo de búsqueda sosteniendo la grabadora de vuelo, o caja negra, que según Ismail será examinada como parte de la investigación para determinar qué causó la caída del aparato. Se espera que el domingo lleguen a Egipto los investigadores rusos.
Natalya Trukhacheva, identificada como la esposa del copiloto Sergei Trukachev, dijo en una entrevista con la televisora estatal rusa NTV que su esposo se había quejado del estado del avión.
Trukhachevaj dijo que una hija “lo llamó (al copiloto) antes de que partiera hacia el avión. Él se quejó antes del vuelo que la condición técnica de la aeronave dejaba mucho que desear”.
Un funcionario egipcio, Ayman al-Muqadem, de la Comisión de Incidentes Aeronáuticos dependiente del gobierno, dijo que antes de que los controladores de tránsito aéreo perdieran el contacto con la aeronave, el piloto había comunicado por radio que tenía problemas técnicos y que tenía intención de aterrizar en el aeropuerto más cercano.
Fue imposible confirmar de manera independiente si el accidente se debió a problemas técnicos y ningún otro funcionario egipcio repitió el sábado que esa hubiera sido la causa de la caída del aparato.
Metrojet dijo en un comunicado en su página de internet que el avión A321-200 estaba en buen estado y que el piloto era experimentado. Identificó al capitán como Valery Nemov y señaló que tenía 12.000 horas de vuelo, 3.860 de estas en aviones A321.
El ministro de Transporte ruso, Maxim Sokolov, dijo que las autoridades de Moscú y El Cairo estaban en comunicación por el incidente.
Las autoridades egipcias, agregó, no han confirmado la afirmación de los combatientes de Estado Islámico de que “derribaron un avión ruso sobre el estado del Sinaí con más de 220 cruzados rusos a bordo”. El grupo combatiente no respaldó con pruebas su afirmación.
“Basados en nuestros contactos con la parte egipcia, no debe ser considerada fiable la información de que la aeronave fue derribada”, declaró Sokolov citado en un despacho de la agencia de noticias Interfax.
El despacho del presidente egipcio, Abdel Fatá el Sisi, emitió un comunicado en inglés en el que se mencionan que su homólogo ruso, Vladimir Putin, elogió a las acciones de las autoridades en Egipto “para desentrañar las circunstancias en torno a el incidente (aéreo)”.
Hasta ahora, los rebeldes en el norte el Sinaí no han derribado aviones comerciales ni de combate. Han aparecido reiteradas noticias en los medios sobre que los insurgentes habrían adquirido misiles antiaéreos de fabricación rusa que se disparan a la altura del hombro.
Pero esta clase de misiles sólo resultan eficaces contra aeronaves que vuelan a baja altura o helicópteros. El avión de la aerolínea rusa volaba a 11.000 metros (36.000 pies) cuando perdió contacto con los controladores, según autoridades egipcias.
En enero de 2014, insurgentes del Sinaí afirmaron haber derribado un helicóptero militar pero las autoridades egipcias sólo reconocieron que se había estrellado, sin aclarar los motivos.
Por otra parte, dos importantes aerolíneas europeas, la alemana Lufthansa y la francesa Air France, decidieron no correr riesgos. Ambas anunciaron que suspendían de inmediato sus vuelos sobre la península del Sinaí por razones de seguridad hasta que se esclarezcan las causas del siniestro. Aviones de ambas aerolíneas utilizarán rutas alternas para llegar a los destinos en la región.
La portavoz de la aerolínea habló bajo condición de anonimato citando normas de su compañía.
El ministro sirio Exteriores, Sameh Shukri, advirtió a los países “extranjeros” que no apoya la adopción de medidas que susciten conjeturas sobre las causas de la caída del aparato.
“Ese proceder tendrá repercusiones en la economía egipcia y causará daños. Esas naciones deben considerar también esta situación así como sus relaciones con Egipto”, agregó.
Amigos y familiares de las víctimas se reunieron el sábado en un hotel cercano al aeropuerto Pulkovo, en San Petersburgo. Psicólogos se reunían con ellos en una gran sala de conferencias lejos de la entrada del hotel y la policía mantenía alejados a los periodistas. Algunas de las personas salían ocasionalmente de la sala llorando.
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Hendawi informó desde El Cairo. Contribuyeron a este despacho los periodistas de Associated Press, Nour Youssef, en El Cairo; Irina Titova en San Petersburgo; James Heintz, en Moscú; Kirsten Grieshaber, en Berlín, y Sylvie Corbet, en París.