“Tenemos información de que no solo hay peruanos, sino también venezolanos y colombianos como productores de coca en esta zona”, dijo el viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres en rueda de prensa.
“No tenemos el número exacto de cuántos venezolanos y demás extranjeros… Esto es una gran preocupación”, agregó.
Explicó que los extranjeros se han apostado en la comunidad San Fermín, en una zona de difícil acceso fronteriza con Perú. En esa localidad, 150 kilómetros al norte de La Paz, se produjo el año pasado una emboscada contra una fuerza antidroga que había ingresado a erradicar los cocales, y que dejó como saldo tres soldados y un médico muertos.
“San Fermín es una zona ilegal. No vamos a permitir que haya más sembradíos es un lugar donde tiene que haber coca cero”, dijo Cáceres.
En Bolivia se considera a la coca como patrimonio cultural y se le atribuyen poderes curativos además de que mitiga el hambre y el cansancio.
El presidente Evo Morales es un defensor de la hoja de coca, y emergió a la política como dirigente de un sector de los cocaleros.
La ley antidroga permite el cultivo de únicamente 12.000 hectáreas de coca en zonas denominadas “tradicionales”.
En su informe del pasado año sobre erradicación de cocales, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito señaló que Bolivia tiene 25.300 hectáreas, siendo el tercer productor de coca de América Latina.