La ceremonia se celebró en la catedral de La Almudena de la capital española y fue sólo uno de los varios actos oficiales y espontáneos en memoria de las 191 víctimas mortales y más de 2.000 heridos de aquel atentado. Decenas de personas, visiblemente emocionadas, se acercaron al monumento en recuerdo de las víctimas frente a la estación de ferrocarril de Atocha. Muchas colocaron ofrendas de flores y encendieron velas.
Los terroristas atacaron cuatro trenes de cercanías que cubren rutas desde la periferia hacia el centro de Madrid con 10 bombas rellenas de metralla que estaban ocultas en mochilas en plena hora punta.
Un total de 191 personas, la mayoría estudiantes y personas que acudían a sus puestos de trabajo, perdieron la vida durante el 11-M. Otras 2.000 resultaron heridas. “Todo lo que pasó… Fue muy traumático. Lo recuerdo cada día”, dijo María Blanco, de 45 años, que trabaja en una empresa de limpieza. “Cada vez que me subo a un tren me acuerdo de aquel día”.
Los siete autores e ideólogos de la matanza, originarios del norte de Africa, se inmolaron tres semanas después del atentado al verse rodeados por la policía en el piso que compartían en Leganés, a las afueras de Madrid. Un agente murió como resultado de la explosión. En un video, los radicales reivindicaron la autoría del ataque y dijeron que era una venganza por la presencia de tropas españolas en Irak y Afganistán.
Otras veintiocho personas, en su mayoría del norte de África pero también españoles, fueron juzgadas en 2007 y 18 resultaron condenadas a diversas penas de cárcel por su participación en los hechos.
Los atentados del 11 de marzo provocaron una fractura social en España, todavía visible hoy entre algunas asociaciones de víctimas. El conservador Partido Popular, que gobernaba en 2004, culpó al grupo vasco ETA de la masacre, incluso después de que las primeras detenciones apuntasen al islamismo radical.
El opositor Partido Socialista acusó al entonces presidente José María Aznar de mentir deliberadamente sobre la autoría. Los populares perdieron las elecciones, en las que partían como favoritos, tres días después de los atentados. Y el socialista José Luis Rodríguez Zapatero se convirtió en jefe del gobierno.