Tal parece que en el gobierno hay más conflictos sobre el uso de teléfonos móviles en los aviones que entre la mayoría de los viajeros, porque mientras una entidad federal estudia permitirlos, otra quiere asegurar que no sea así.
Los pasajeros —particularmente los viajeros frecuentes— se oponen a permitirlo, muestran encuestas, y el Departamento de Transporte ha indicado en un aviso de 22 páginas publicado en internet el viernes, que desea mantener la prohibición a las llamadas. Pero el aviso se publica apenas dos meses después que la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) votó para eliminar la prohibición.
El Departamento de Transporte norma los asuntos del consumidor en el sector de la aviación civil y la FCC tiene responsabilidad de decidir si el uso de celulares en pleno vuelo interfiere con el funcionamiento de las redes móviles en tierra.
Pero el Congreso también tiene voz en el asunto y algunos legisladores desean exigir a las autoridades normativas de transporte que implementen una prohibición a las llamadas.
En el aviso del viernes, el Departamento de Transporte expresa su opinión de que permitir a los pasajeros hablar por sus celulares en pleno vuelo “puede ser peligroso o molesto” para otros pasajeros.
Esto se debe a que “la gente tiende a hablar más alto en los celulares que cuando hablan personalmente”, indicó el Departamento. “También tienden a hablar más, lo que aumentaría el ruido en el vuelo porque más pasajeros no hablarían con la persona que tiene al lado, sino que llamarían a otras”.
Algunos aviones ya cuentan con teléfono, pero los pasajeros rara vez los usan, dijo el aviso.
La “preocupación no es sobre las llamadas individuales, sino el impacto acumulativo de las llamadas en espacios cerrados”, agrega el Departamento.
Una encuesta de The Associated Press-GfK realizada hace tres meses mostró que 48% de los entrevistados se oponen a permitir el uso de celulares en los aviones, mientras que 19% favorece la medida y 30% se mostró neutral. Entre los que viajaron cuatro o más veces por avión el año anterior, la tasa de rechazo aumenta a 78%.