México, 9 Ene (Notimex).- La poeta, pedagoga y diplomática chilena Gabriela Mistral, cuya amplio legado al mundo de las letras la convirtió en una figura latinoamericana, es recordada a 60 años de su partida ocurrida el 10 de enero de 1957.
Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, quien más tarde adoptaría el seudónimo de Gabriela Mistral, nació el 7 de abril de 1889, en Vicuña, Chile. Fue hija de Jerónimo Godoy Villanueva y Petronila Alcayaga Rojas.
Su vocación se inclinó hacia la docencia, Mistral ingresó la Escuela Normal de Santiago y más tarde obtuvo el título de profesora de castellano en la Universidad de Chile.
Según el portal buscabiografias.com, en 1904 colaboró en el periódico “Coquimbo”, de La Serena, utilizando los seudónimos de “Alguien”, “Soledad” y “Alma”. En 1907 escribió para los periódicos “La Voz de Elqui” y “La Reforma”.
Cuentan que su popularidad como escritora y el nacimiento de su seudónimo se produjo en 1914 tras ganar el primer premio en el concurso Juegos Florales, por su obra Sonetos de la Muerte, un compendio de poemas que habrían sido su catarsis tras el suicidio de su novio Romelio Ureta.
Fue invitada entonces por el gobierno mexicano a colaborar con la reforma educacional; en 1924 publicó Lectura para mujeres, fundó una escuela que lleva su nombre y ayudó en la organización de bibliotecas públicas y privadas.
En 1925 dejó la enseñanza y, tras actuar como representante de Chile en el Instituto de cooperación intelectual de la S.D.N., fue cónsul en Nápoles y en Lisboa, cita una biografía suya difundida por el sitio los-poetas.com.
La misma fuente señala que tras su regreso a Chile colaboró decisivamente en la campaña electoral del Frente popular (1938), que llevó a la presidencia de la república a su amigo de juventud P. Aguirre Cerda.
En 1945 recibió el premio Nobel de literatura; viajó por todo el mundo, y en 1951 recogió en su país el premio nacional.
En 1953 fue nombrada Cónsul de Chile en Nueva York. Allí participó en la Asamblea de Las Naciones Unidas representando a Chile, país en el que al año siguiente se le rinde un sentido tributo.
A la par había publicado libros como Tala (1938), una de sus obras cumbre, y cuyos derechos de autor cedió a niños víctimas de la Guerra Civil Española. En 1945 le fue otorgado a Mistral el Premio Nobel de Literatura.
Otras de sus obras son Lagar (1954), Recados, contando a Chile (1957) y Poema de Chile (1967). De manera póstuma se han publicado Almácigo (2008), Niña errante (2009) e Hijita querida (2011), entre varios más.
Tras una larga enfermedad, Gabriela Mistral falleció el 10 de enero de 1957, en el Hospital General de Hempstead, en Nueva York; sus restos recibieron homenaje del pueblo chileno, que guardó tres días de duelo oficial en su honor.