El nuevo plan de los republicanos es criticar a Barack Obama como un líder en quien no se puede confiar, además de que su gobierno no aplica las leyes que se aprueban. Tal vez al darse cuenta de que hay pocos probabilidades de que se alcance un consenso en el tema migratoria, los republicanos han empezado a decirle a los votantes que si la Cámara de Representantes de mayoría republicana no actúa en este año electoral, todo es culpa del presidente.
“Si el presidente hubiera sido serio en esto durante los cinco años pasados ya habríamos avanzado en esta discusión”, dijo el gobernador republicano de Luisiana Bobby Jindal el domingo.
Republicanos en la Cámara de Representantes dieron a conocer la semana pasada un plan para arreglar el sistema migratorio del país que contempla aumentar la seguridad fronteriza, mejor aplicación de la ley y una vía a la regularización (aunque no la ciudadanía) para millones de adultos que viven en Estados Unidos sin residencia legal. Esa propuesta obligaría a quienes entraron sin permiso al país a pagar impuestos atrasados y multas.
Pero uno de sus impulsores, el republicano Paul Ryan dijo que la desconfianza a Obama ha disuadido a varios de sus correligionarios. “Aquí hay algo en lo que todos los republicanos estamos de acuerdo: no confiamos en que el presidente aplique la ley”, dijo Ryan, candidato de su partido a la vicepresidencia en 2012.
Ryan dijo que una reforma migratoria que enfatiza la seguridad sólo podría ser aprobada en la Cámara (algo improbable debido a la fuerte oposición hacia Barack Obama entre los republicanos) si los legisladores creen que el presidente hará que la ley se aplique. Las exenciones del presidente a las cláusulas de su reforma al sistema de salud han aumentado las sospechas entre los republicanos.