MIAMI (AP) En una habitación de hotel de los suburbios de Miami, Luis Alberto Rodríguez rompió en llanto cuando escuchó que llegaba a su fin la política gubernamental que les otorgaba residencia a los cubanos que llegaran a suelo estadounidense. Eso significa que podrían pasar al menos dos años antes de que su esposa y sus dos hijos, que aún están en Cuba, puedan unírsele en Estados Unidos legalmente.
Rodríguez llegó a Laredo, Texas, la víspera de Año Nuevo, tras una travesía por 10 países. Esperaba que su familia pudiera acompañarlo poco tiempo después, tal vez al volar a México antes de cruzar por la frontera para aprovechar la política de “pies mojados, pies secos”, que enviaba de regreso a Cuba a los inmigrantes interceptados en el mar, pero les otorgaba un camino automático a la residencia legal a todo aquel que tocara suelo estadounidense.
“Sentí gran emoción al finalmente pisar suelo americano, y luego una mezcla de sentimientos, días después”, cuando se difundió la noticia sobre el fin de la mencionada política, reconoció Rodríguez. “Fue una gran conmoción… no sé cuándo me va a tocar verlos de nuevo”.
El jueves, poco más de dos años después de que Cuba y Estados Unidos comenzaron a reestablecer relaciones diplomáticas, el presidente Barack Obama decidió poner fin a la política “pies mojados, pies secos”, lo que representa otro paso rumbo a la normalización de relaciones que se mantuvieron congeladas durante casi medio siglo.
El cambio obliga a los cubanos a apegarse a las mismas reglas que los inmigrantes de otros países: solicitar formalmente un estatus migratorio legal y esperar su turno detrás de una larga lista de personas que hicieron la petición antes que ellos.
Los líderes cubanos no eran los únicos irritados por esa política. También causaba molestias en un número cada vez más alto de funcionarios estadounidenses electos, que acusaban a algunos inmigrantes cubanos de abusar de sus privilegios al solicitar prestaciones de los programas federales de ayuda, incluso después de regresarse a vivir a Cuba. Afirman que así se realizó un fraude millonario al programa Medicare.
El estatus especial de los cubanos también molestó a los inmigrantes procedente de otras naciones, incluyendo a aquellos que sentían que enfrentaron el mismo tipo de desafíos políticos en sus países natales que los cubanos durante el régimen de Fidel Castro y su hermano, Raúl. Además, afirman, muchos cubanos, especialmente en los últimos años, migraban a Estados Unidos en busca de oportunidades económicas y no para escapar de la persecución política.
“Desde hace muchos años, los cubanos han gozado de todos los privilegios aquí”, dijo el inmigrante hondureño Mario Hernández mientras caminaba afuera de una librería de Miami junto con su esposa, su hija y sus nietos. Algunos cubanos se han vuelto millonarios, señaló Hernández.
“Nadie tiene tantas ventajas como los cubanos, pero ya se acabó”.
Los líderes de la comunidad haitiana intentaron infructuosamente durante años que el gobierno estadounidense extendiera una política similar a los migrantes haitianos que huían de la pobreza y la persecución política. Aunque ambos grupos realizan peligrosas travesías a Florida a bordo de balsas improvisadas y embarcaciones en mal estado, arriesgando la vida o enfrentando la posibilidad de ser interceptados por la Guardia Costera de Estados Unidos, a los cubanos que llegan a tierra se les garantiza una cálida bienvenida. En contraparte, los haitianos deben esconderse de inmediato, eso si no son detenidos primero.
“Ahora el barco en que viajamos está cada vez más hacinado, porque ahora nuestros hermanos y hermanas cubanos se suben a la misma balsa”, dijo la organizadora de la comunidad haitiano-estadounidense, Sandy Dorsainvil.
Rodríguez, el inmigrante cubano, dijo que está resignado a esperar a que su familia aguarde a que las autoridades migratorias finalicen con los casos pendientes, en lugar de ponerlos en riesgo de muerte o deportación por intentar ingresar ilegalmente al país.
Activistas migratorios, la Conferencia del Episcopado de Estados Unidos y autoridades del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios afirmaron que la decisión del gobierno federal de poner fin a la medida de “pies mojados, pies secos” fue decepcionante y solo sirve para que todos los inmigrantes queden más vulnerables.
“Ahora tendrán que sumarse a las filas de los indocumentados, y eso no es bueno ni para ellos ni para nuestra comunidad”, dijo Randy McGorty, director ejecutivo de Servicio Legales de las Caridades Católicas.
En los Cayos de Florida, las agencias de la ley afirman que esperan encontrar menos migrantes cubanos ahora que no cuentan con un beneficio inmediato al tocar tierra. Y el jefe de policía del condado Monroe, Rick Ramsay, señaló que los cubanos que intenten llegar a la cadena de islotes en el sur de Florida podrían comenzar a dar un trato distinto a sus agentes.
“Una vez que llegaban a tierra, lo hacían con los brazos abiertos, con sonrisas y tomándose fotografías”, dijo Ramsay. “Eran distintos a los inmigrantes de otros países que, cuando llegaban a la orilla, lo primero que querían hacer era desaparecer dentro de la sociedad. Veían una patrulla e intentaban huir y escapar”.
El incremento en la llegada de inmigrantes cubanos causado por el temor de que Estados Unidos pusiera fin a su política comenzó en diciembre de 2014, cuando Washington y La Habana comenzaron a reestablecer relaciones diplomáticas. El éxodo causó problemas en Centroamérica, y la Guardia Costera incrementó sus patrullajes en el Estrecho de Florida, el Atlántico y el Caribe debido al creciente número de cubanos que se hacían a la mar.
Tan solo desde la muerte de Fidel Castro el 25 de noviembre, casi 200 cubanos han llegado a las costas de los Cayos. Hasta el lunes, 1.893 han intentado llegar a suelo estadounidense por la vía marítima desde que comenzó el año fiscal el 1 de octubre, de acuerdo con cifras de la Guardia Costera. Más de 7.400 cubanos fueron interceptados en altamar durante el pasado año fiscal, lo que representa un incremento del 60% respecto a los 4.473 que fueron contabilizados el año previo. Se desconoce la cifra de quienes llegaron a tierra sin llamar la atención de las autoridades o que perecieron durante su travesía.
A Rodríguez le preocupan los cubanos que iniciaron su trayecto cuando se mantenía en vigor la política de “pies mojados, pies secos” y que ahora están varados en el mar, Centroamérica o que estaban a la espera de salir de Cuba luego de vender sus pertenencias para pagar su viaje.
“Todos nuestros hermanos que aún siguen en el camino por tierra y mar, que buscan mejorar sus vidas, me llena de tristeza saber que no van a ser recibidos”, declaró.