La nueva Ley de Inversiones Extranjeras no impide que los cubanos residentes en el exterior inviertan en la isla, sostuvo este martes el Ministerio de Comercio Exterior e Inversiones Extranjeras.
Según la directora general de Inversiones Extranjeras de esa cartera, Deborah Rivas, las limitaciones no las establece Cuba, sino el embargo económico impuesto hace más de cinco décadas por Estados Unidos.
En conferencia de prensa con periodistas estatales, Rivas insistió en la campaña del gobierno cubano para atraer a potenciales socios foráneos, a fin de que arriesguen sus capitales en la isla.
Ahondando en el tema del inversionista nacional, la funcionaria admitió que la normativa sólo contempla a las personas jurídicas de nacionalidad cubana con domicilio en el territorio, o sea, excluye a las personas naturales.
Aseveró que, debido a esa situación, las cooperativas, como forma de gestión no estatal que cuentan con personalidad jurídica, pueden participar en un proyecto con capital extranjero.
Rivas hizo sus pronunciamientos ante la prensa oficial coincidiendo con la apertura este martes de la X Feria Internacional de la Construcción (Fecons), con 160 firmas de 23 países que analizarán sobre cómo podría beneficiar a su sector la legislación cubana.
Al respecto, la directora técnica del Grupo Industrial de la Construcción, Legna Duque, dijo a los asistentes que Cuba promueve la inversión extranjera para recuperar las capacidades de sus plantas y satisfacer los programas constructivos.
Rivas dijo que el objetivo es atraer capital del exterior para dinamizar el desarrollo económico y social del país, así como lograr el crecimiento sostenido y próspero de la economía.
La funcionaria atribuyó grandes oportunidades a la nueva Ley de Inversiones Extranjeras, entre ellas que no limita la inversión en ningún sector, menos en salud, educación y en las fuerzas armadas, excepto en su sistema empresarial.
De acuerdo con economistas locales, la nueva legislación responde a la grave descapitalización de Cuba, tras la crisis por la caída de la Unión Soviética, principal sostén económico de la isla hasta 1991.