Ninguno de los exhortos incluyó un llamado para que la OEA invoque la Carta Democrática Interamericana, como solicitaron opositores venezolanos que se manifestaron frente a la sede del organismo hemisférico para denunciar la violencia de los últimos días.
Aunque todos los países que se pronunciaron invocaron a la calma y a un dialogo sustantivo entre gobierno y oposición que lleve a una resolución pacífica de la crisis, las posiciones sobre el origen de las manifestaciones dejaron en evidencia divisiones internas.
El gobierno de Bolivia denunció una guerra mediática contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro, a quien reiteró su apoyo, a la vez que Ecuador acusó a medios de comunicación de realizar una descarada promoción de la violencia.
El embajador ecuatoriano ante la OEA, Marco Vinicio Albuja Martínez, advirtió que tanto la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) no tolerarán quebrantamientos a la democracia.
Simplemente no toleraremos que grupos minoritarios o élites económicas y mediáticas burlen las decisiones democráticas de la mayoría de nuestros pueblos, dijo Albuja, quien estimó que la violencia en Venezuela tiene ambiciones desestabilizadoras.
Por su parte, la embajadora argentina Nilda Celia Garré dijo que su país está preocupado por la posibilidad de que haya habido en la comisión de la violencia un ataque a libertades y derechos.
Asimismo, se dijo preocupada por el hecho de que uno de los dirigentes opositores, líder de estas convocatorias, formule la necesidad de manifestarse para acelerar el final del gobierno del presidente Maduro, dijo en alusión al opositor Leopoldo López.
En su turno, el embajador de Venezuela, Roy Chaderton, denunció los antecedentes intervencionistas de la dictadura imperial, en referencia a Estados Unidos, país al que reprochó por una llamada telefónica de un diplomático luego de las protestas del domingo pasado.
Chaderton indicó que el subsecretario de Estado para Asuntos de América del Sur del Departamento de Estado, a quien se refirió como un emisario del imperio, le dijo que nos atuviésemos a las consecuencias internacionales si llegábamos a capturar al señor Leopoldo López, a quien calificó como un incendiario revolucionario.
Por su parte, la embajadora de Estados Unidos, Carmen Lomelin, dijo que su gobierno se encuentra sosteniendo platicas con otros (actores), a la vez que pedimos calma y evitar más derramamiento de sangre en Venezuela.
Alan Culham, embajador de Canadá, reiteró el llamado de su gobierno a la calma tanto del gobierno como líderes políticos, y lamentó la pérdida de vidas durante los hechos de violencia.
Los eventos de la semana pasada muestran la importancia de que ambas partes se involucren en un diálogo respetuoso, donde se respete la libertad de expresión, además de garantizar la seguridad de todos los ciudadanos, dijo.
El embajador panameño Arturo Ulises Vallarino Bartuano apeló a la prudencia en el uso y justificación de la fuerza, sin descontar que las libertades públicas e individuales deben ser en todo momento salvaguardadas y respetadas como elementos de convivencia pacífica.
Vallarino fue especialmente enfático en el exhorto de su gobierno para evitar de cualquier parte que en su debate de ideas, se empleen mensajes sectarios o de lucha de clase que en nada contribuyen a la armoniosa convivencia.