Los partidos opositores de esa nación petrolera han advertido que aprovecharán el evento para manifestar su descontento contra el gobierno del presidente Alí Bongo Ondimba, quien fue reelegido en agosto en un proceso empañado por incidentes de violencia que según la oposición dejó un centenar de muertes.
Ello le da a los organizadores, que eligieron a Gabón como sede tras rechazar la postulación de Libia, más problemas para resolver, además del pobre estado de la infraestructura y dos estadios nuevos que no han sido puestos a prueba.
Libreville — la capital conocida por sus palmeras, playas y mansiones coloniales — junto con Franceville — más adentrada en la zona selvática y la última parada del sistema ferroviario que atraviesa el país — fueron escenario de partidos cuando Gabón fue el co-anfitrión del evento junto con Guinea Ecuatorial en el 2012. Ahora Gabón queda solo como el único anfitrión de un evento que contará con 16 equipos y que se extenderá por 23 días, con dos estadios nuevos que no han sido usados para el fútbol, mucho menos para un campeonato internacional que atrae a estrellas de la liga europea.
Oyem, un poblado en el extremo norte rodeado de plantaciones de caucho, será sede para el campeón actual Costa de Marfil en la etapa de grupos. Quizás Eric Bailly, defensa del Manchester United, y sus compañeros podrán alojarse en uno de los pocos hoteles que cuentan con agua caliente.
Port-Gentil, en el sur y el corazón de la industria petrolera de Gabón, es la segunda nueva ciudad que se utilizará para la competencia. Ambas cuentan con estadios que fueron construidos hasta el último día del plazo permitido, y poca gente ha visto los edificios terminados.
La Copa Africana siempre cuenta con un ambiente colorido y de algarabía, jugadores pintados de todos los colores y con disfraces estrafalarios, y con equipos con escasas posibilidades de alcanzar un mundial aun después de la expansión: Guinea-Bissau se clasificó este año y tendrá su primera participación en un torneo importante y su primera oportunidad de compartir con la élite futbolística.
Pero la Copa Africana es también un evento que conlleva muchos riesgos. Hace dos años cuando el evento se disputó en la cercana Guinea Ecuatorial, estallaron trifulcas entre los jugadores en la cancha y entre la fanaticada en las gradas. La policía entró al recinto para tratar de dispersar los desórdenes, y un helicóptero voló a tan baja altura que hizo volar objetos y ahuyentó a la multitud.
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