“¿Qué mayor rechazo a aquellos que quisieran acabar con nuestro mundo que unir nuestros mejores esfuerzos para salvarlo?”, dijo el presidente Barack Obama en su mensaje a los líderes reunidos.
El encuentro de 151 cabezas de Estado y de gobierno llega en un momento sombrío para Francia, donde hace dos semanas extremistas vinculados al grupo Estado Islámico mataron a 130 personas en varios atentados alrededor de París. Los temores de más ataques elevaron las medidas de seguridad al máximo y se prohibieron las manifestaciones.
La conferencia tiene como objetivo alcanzar el mayor acuerdo climático que se ha logrado. El último pacto importante, el Protocolo de Kioto de 1997, pedía que sólo los países ricos redujeran las emisiones contaminantes y Estados Unidos nunca lo ratificó.
Unos 180 países ya presentaron planes para reducir las emisiones contaminantes, pero esto no significa que esté garantizado un acuerdo.
“El futuro de las personas del mundo, el futuro de nuestro planeta, está en sus manos”, dijo por su parte el secretario general de la ONU Ban Ki-moon a los negociadores. “No podemos darnos el lujo de la indecisión, las medidas a medias o los enfoques graduales. Nuestra meta debe ser una transformación”.
“El reto de un encuentro internacional nunca ha sido tan grande porque se trata del futuro del planeta, el futuro de la vida”, declaró por su parte el presidente francés Francois Hollande después de guardar un momento de silencio en memoria de las víctimas de ataques en Francia, Líbano, Irak, Túnez y Mali.
“Hay dos enormes retos mundiales que debemos enfrentar”, señaló el mandatario galo al exhortar a los líderes a crear un mundo libre de destrucción ambiental y de violencia extremista.
Camino a la conferencia del clima, muchos de los líderes presentaron sus respetos ante sitios vinculados a los ataques. Obama colocó una sola flor afuera del centro de conciertos donde decenas murieron e inclinó su cabeza en silencio.
“Estamos con París”, dijo por su parte Christiana Figueres, jefa de la agencia de cambio climático de la ONU (UNFCCC, por sus siglas en inglés), en las negociaciones cerca del aeródromo Le Bourget, al norte de París. “Hoy más que nunca, la ciudad luz es un rayo de esperanza para el mundo”.
El domingo miles de personas en todo el mundo marcharon para pedir a los líderes lograr cambios reales en las negociaciones. En París hubo un episodio de violencia al terminar una manifestación y cientos fueron detenidos.
Uno de los puntos conflictivos es el dinero: cuánto deben invertir los países ricos para ayudar a los pobres a lidiar con el cambio climático, cuánto destinar a energías renovables y cuánto deben soportar los productores tradicionales de gas y petróleo si los países acuerdan reducir las emisiones para siempre.
Con eso en mente, al menos 19 gobiernos y 28 importantes inversionistas anunciaron inversiones millonarias para desarrollar tecnología limpia con la idea de volverla más barata.
Algunos que respaldan la iniciativa son el presidente Obama, el cofundador de Microsoft Bill Gates, el fundador de Facebook Mark Zuckerberg, el multimillonario George Soros, el príncipe saudita Alaweed bin Talal, y el magnate chino Jack Ma, fundador de la empresa Alibaba.
Bajo esta iniciativa, 19 países se comprometieron a duplicar su gasto en energía de baja o nula emisión de carbono en los próximos cinco años. Gates, el “arquitecto intelectual” del esfuerzo, dijo que él y otros inversionistas, incluyendo la Universidad de California, han recaudado 7.000 millones de dólares hasta ahora y prevén juntar más esta semana.
En un compromiso por separado, Estados Unidos, Canadá y otros nueve países europeos anunciaron promesas de inversión por casi 250 millones de dólares para ayudar a los países más vulnerables a adaptarse al aumento del nivel del mar, las sequías y otras consecuencias del cambio climático.
Esto se anunció en la sesión inaugural de la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático (COP21) que comenzó el lunes en las afueras de París. Entre las aportaciones destacan 53 millones de dólares de Alemania, 51 de Estados Unidos y otros 45 millones de dólares de Gran Bretaña.
El dinero se depositará en un fondo para los países menos desarrollados que estará gestionado por Global Environment Facility, un ente que financia proyectos medioambientales en todo el mundo. Entre los contribuidores están también Dinamarca, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Suecia y Suiza.
La cumbre terminará el 11 de diciembre.
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Colaboraron Sylvie Corbet, Karl Ritter y Nancy Benac en Le Bourget; y Stacey Anderson en Washington.