Seis años después de la elección del primer presidente de raza negra, hechos recientes y sondeos de opinión han evidenciado que las expectativas sobre una mejoría en las relaciones entre blancos y afroamericanos parecen haberse quedado cortas.
Mas allá de la carga política que se ha inyectado al tema desde la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, la insatisfacción entre la población de raza negra ante lo que perciben como un sistema que opera en su contra persiste en porcentajes elevados.
Un sondeo conjunto de la cadena de televisión CNN y la firma ORC dado a conocer este viernes concluyó que la convivencia entre blancos y afroamericanos ha empeorado durante la presidencia de Obama.
La encuesta evidenció que en temas como el sistema de justicia, el derecho el acceso al voto y oportunidades de empleo, las percepciones de ambos grupos los colocan frente a realidades distintas.
La percepción de un 50 por ciento de los estadunidenses es que el sistema de justicia favorece a los blancos sobre los afroamericanos, mientras que un 42 por ciento consideró que el trato es igualitario para ambos grupos.
La noción de que los blancos reciben un mejor trato en el sistema judicial fue compartida por casi tres cuartas partes de la población de raza negra y un 42 por ciento de los blancos.
Esta percepción ha sido reforzada en parte por el patrón exhibido en los casos de ciudadanos de raza negra muertos a manos de la policía.
En una abrumadora mayoría de estos los oficiales no han enfrentado cargos, aun cuando sus víctimas estaban desarmadas o eran menores de edad, como sucedió en agosto pasado en la comunidad de Ferguson, Missouri.
La semana pasada el Departamento de Justicia dio a conocer un reporte acusando a la policía de Ferguson de violar la Constitución de Estados Unidos y actuar como una agencia de recolección de multas, aplicadas de manera desproporcionada a ciudadanos de raza negra.
El año pasado esa comunidad fue escenario de violentas protestas tras el asesinato del joven afroamericano Michael Brown a manos del policía blanco Darren Wilson, a quien un gran jurado optó por no encauzar de manera criminal por el crimen.
Ese hecho, que dio lugar a protestas a nivel nacional durante varias semanas, abrió la puerta para la investigación del Departamento de Justicia que resultó en el reporte presentado el miércoles por el Procurador de Justicia, Eric Holder.
En el 2009 Holder desató una tormenta política cuando caracterizó a Estados Unidos como una nación de cobardes ante el rechazo de la mayoría de la sociedad para confrontar el tema racial.
Aunque esta nación se considera orgullosamente como un crisol étnico en asuntos raciales, siempre hemos sido, continuamos siendo de muchas formas una nación de cobardes. Nosotros, el estadunidense común, simplemente no hablamos suficiente uno al otro sobre asuntos raciales, dijo entonces.
En un discurso a propósito entonces del Mes de la Historia Negra, Holder consideró que el avance en este tema sólo será posible hasta que los estadunidenses sean suficientemente tolerantes para tener un dialogo franco sobre los temas raciales que nos continúan dividiendo.
Las palabras de Holder parecieron tener eco en el sondeo de CNN-ORC el cual reveló que para un 39 por ciento de los estadunidenses las relaciones entre blancos y negros han empeorado durante la presidencia de Obama, con apenas un 15 por ciento para quienes estas han mejorado.
En noviembre pasado, Ben Carson, uno de los mas reconocidos neurocirujanos del país de raza negra y quien aspira a la nominación presidencial republicana para el 2016 había ya hecho una valoración similar.
Creo que las cosas eran mejor antes de que este presidente fuera electo, y creo que las cosas han empeorado por su inusual énfasis en el tema racial, declaró el político conservador en una entrevista.
El mandatario empero rechazó esta noción en el discurso que pronunció el sábado en Selma, Alabama, en ocasión del 50 aniversario de la violenta represión contra manifestantes, la mayoría de raza negra, quienes marchaban en demanda de su derecho al voto.
Obama desestimó que el reporte del Departamento de Justicia sobre la policía de Ferguson sea un indicio de que poco ha cambiado en el país en términos de la convivencia racial, sugiriendo que mucha de esta percepción es alimentada por la prensa.
Yo rechazo la noción de que nada ha cambiado. Lo que pasó en Ferguson quizá no sea único, pero ya no es endémico o sancionado por la ley y las costumbres, y quizá antes del movimiento de los derechos civiles, seguramente era así, dijo.
Obama indicó que insinuar que la discriminación y los prejuicios raciales son inmutables, o que la división racial en Estados Unidos es algo inherente constituyen una afrenta para la causa de la justicia, al citar avances en una variedad de frentes sociales y laborales.
Negar este progreso, nuestro progreso, sería robarnos de nuestra propia esencia, de nuestra responsabilidad para hacer lo que podamos para hacer de Estados Unidos algo mejor, apuntó.