El presidente del Senado, Juan Fernando Cristo, consideró necesario que los afectados por la confrontación armada interna que vive Colombia y líderes políticos “visiten la mesa de La Habana (Cuba) para que conversen con las partes”.
“Ya llegó el momento de que se abra la discusión, con discreción, sobre justicia y participación política”, sostuvo el legislador oficialista, en la antesala de la audiencia sobre la refrendación de los eventuales acuerdos de paz que se logren.
El mandatario colombiano Juan Manuel Santos propuso hace dos semanas que se someta a un referendo, a realizarse de manera paralela a las elecciones de 2014, los acuerdos que pacten su gobierno y las FARC en las negociaciones que se desarrollan en La Habana.
La propuesta del jefe de Estado fue rechazada por el grupo insurgente, el cual defiende la Asamblea Constituyente como mecanismo ideal para validar los cambios sociales y económicos que a su juicio requiere Colombia, tras 53 años de guerra.
La iniciativa comenzará a ser tramitada este martes en el Congreso, cuando las comisiones primeras de Senado y la Cámara de Representantes realizarán una audiencia pública para escuchar las posiciones a favor y en contra del referendo.
El legislador oficialista Alfonso Prada explicó que de convocarse este mecanismo, sería una consulta al pueblo por una sola vez para introducir los cambios constitucionales que faciliten ejecutar el acuerdo final del proceso de paz.
“Queremos oír a todas las personas que lo apoyen o que se oponen para que nos entreguen sus mejores argumentos y poderlos analizar antes de radicar la ponencia”, dijo Prada, quien recordó que la refrendación del acuerdo hace parte de la agenda.
El jefe negociador del gobierno en los diálogos con las FARC, Humberto de La Calle, explicó la semana pasada que se busca convocar el referendo el mismo día de las elecciones para asegurar una mayor participación ciudadana en las urnas.
El mecanismo de refrendación está incluido como punto de la agenda que discuten las partes desde noviembre pasado en La Habana, con Cuba y Noruega como garantes y Chile y Venezuela como acompañantes para poner fin al conflicto interno.